El infantil B del Navega está realizando una gran temporada. En un año muy difícil en la Segunda Provincial marchan cuartos solo por detrás de tres conjuntos con, al menos, varios jugadores de segundo año. No es el caso de este equipo, que mantiene la base de los jugadores que la temporada pasada disfrutó de la Primera Provincial Alevín.

Este año tocaba la mayor aclimatación que van a tener en el fútbol. El paso del fútbol 7 al fútbol 11 con los cambios de reglas, del peso del balón o de las dimensiones son muy complicadas. Esto lo saben en el Navega donde, además, el terreno de juego implica una mayor complicación. Por eso toda la pretemporada estuvo dedicada a acostumbrarse, a adecuarse a todo lo nuevo que iba a tener el fútbol esta temporada. Y la progresión, es obvio, ha sido muy buena. 

Eso sí, lo que en principio es más costoso que en otros conjuntos debido a las dimensiones del campo, a la larga acaba siendo favorable en el terreno de los resultados. Una vez acostumbrados son los otros conjuntos los que no están habituados a ver el área rival tan lejos. Por el contrario, en campos pequeños son ellos los que deben sufrir dada su filosofía de fútbol.

La anterior no es otra que el toque y, qué duda cabe, siempre es más fácil hacerlo con más espacios. Los cambios de orientación, las paredes, coberturas, permutas y, en definitiva, la movilidad de jugadores y balón es el fútbol que se puede ver en este conjunto. No es algo nuevo ya que en temporadas pasadas, el bloque y entrenador fueron los mismos. 

Por eso todos forman ya una gran familia en la que los valores tienen una gran importancia. Este año se ha unido a estos cierta competitividad que también trae el fútbol 11. Tienen que aprender a competir, a saber lo que es el fútbol de verdad, pero sin olvidar nunca que son escolares. El deporte base sirve para respetar a compañeros y rivales, para saber que se forma parte de un equipo y hay que pensar y trabajar en colectivo y en ello tiene mucho que ver el entrenador. Las manías que se puedan tener, deben ir encaminadas siempre a la mejora del jugador y la persona.

Ese mismo sentido tiene el pequeño análisis que hacen antes del primer entrenamiento de la semana sobre el último partido y el próximo. Reforzar positivamente lo que se hiciera bien y mejorar lo que no tanto. La clave, al final, es que se mejore poco a poco ya que en el fútbol nunca se deja de aprender. 

La plantilla está formada por Víctor García (portero), Álvaro, Luis, Marcos, Iván e Íker (defensas); Héctor, Fabio, Torres, Samu, Álex, Víctor Manuel, Javi, Manu y Conde (centrocampistas); Jaime, Jesús y Dani (delanteros).

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