En ocho minutos, los charros acumulaban varios errores garrafales e infantiles que propiciaban que los visitantes le dieran la vuelta al tanteador, algo que hizo mucho daño a los salmantinos, a los que en ese momento ya les costaba bastante estirar línea y buscar el empate.
Un regalo del portero salmantino al delantero rival en los últimos instantes de encuentro colocaba el 1-3 en el tanteador, resultado con el que se llegaba al final del duelo.
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