Ganó Unionistas. Lo hizo de forma merecida pero con sufrimiento. Con mucho más del debido. Los blanquinegros derrotaron por 2-1 a la Cebrereña en Las Pistas y encadenan su cuarto triunfo consecutivo. Los goles de Isaac y Cristo apuntaban a victoria plácida pero un error de Molina hizo que Terleira recortase diferencias.
Los charros dejaron claro desde los primeros compases del duelo que quería dominar el balón. Carlos López y Chamorro movían desde el centro del campo y, a ellos, se les sumaba Gallego desde el lateral hacia dentro para crear superioridad.
La primera ocasión clara la tuvo Chamorro al cuarto de hora. Centro desde la derecha de Motos y el capitán, en el segundo palo, la cruzó en exceso cuando ya se cantaba gol. Poco después, Cristo estrelló un fuerte disparo en el cuerpo de un rival.
Pero los blanquinegros no cejaron en su empeño hacia la meta rival. Fue una labor de desgaste ante una Cebrereña replegada en campo propio. Fue así como a la media hora, un córner botado al primer palo de Cristo encontró la cabeza de Isaac. El navarro mandó la pelota a la red para alegría de la parroquia local.
En el tramo final de la primera mitad, De la Nava tuvo ocasión clara de cabeza pero no estuvo acertado. El primer acercamiento visitante dejó solo a Quirós ante Molina, pero el ex del Santa Marta no llegó a rematar.
Isaac perdonó el segundo tras un centro tenso de Cristo pero los charros sí lograron el segundo tanto antes del descanso. Fue tras una cabalgada de Cristo desde campo propio, que rompió a su par en velocidad y superó al cancerbero con un tiro cruzado.
El segundo tiempo comenzó con dos disparos peligrosos de Motos. Pero, cuando más plácido estaba el partido para los charros, un error de Molina regaló el 2-1 a Terleira.
El partido se apretó y Unionistas jugó con fuego. Astu, que cumplió su último duelo de sanción, metió en el campo a Obispo y Chuchi para aguantar el resultado. La Cebrereña no tuvo ocasiones claras, pero sí llegó a meter el miedo en Las Pistas por lo corto del resultado. El pitido final del colegiado hizo respirar a una afición que cree en los suyos.
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