La temporada del cadete del Villares de la Reina ha sido de sobresaliente. Después de tres duras vueltas en un inusual formato, el cuerpo técnico se da por conforme habiendo acabado sextos con 39 puntos en el grupo más duro. Estos, eso sí, podían haber sido más de no ser por errores puntuales del equipo y de factores externos en otros partidos como ante Navega o Béjar.

El mérito es aún mayor cuando en una plantilla larga como la suya, todos han rotado provocando que jugadores clave hayan faltado en ciertos partidos. Sin embargo, el bloque siempre es más importante que las individualidades y así han ido saliendo las cosas. De hecho, cuenta Óscar, el entrenador, que el bloque creado es su mayor orgullo y que eso se ha notado dentro y fuera del campo. El compañerismo, el compromiso de los jugadores se dejaba ver en el esfuerzo sobre el terreno y en la amistad lejos de él cuando, por ejemplo, todos celebraban juntos los cumpleaños. También ahora, cuando todos quieren quedarse.

Buena parte de culpa la tienen Óscar y Roberto, que se mantendrán en el cadete con doce de los jugadores de la plantilla más otros cuatro que llegarán desde infantiles. Con la experiencia de este año, ellos tienen claro que el objetivo no es otro que el ascenso. Para ello el formato, en principio, cambiará a una Liga de 14 equipos a solo dos vueltas, algo que desde Villares alaban.

Esta pasada temporada no han considerado justo la composición de los grupos. Al hacerse tres vueltas, el que juega en casa primero tiene una mayor ventaja sobre el otro equipo y, además, creen que el grupo A con equipos como Navega, Unionistas, un Cabrerizos de segundo año o Hergar Camelot era mejor que el B con el Monterrey destacado de Salesianos y Ciudad Rodrigo. Óscar comenta que lo mejor hubiera sido hacer un playoff entre los mejores de ambos grupos que hubiera compensado así esa falta de criterio.

Esto ya no se puede cambiar y ahora toca pensar en el futuro. Con un equipo prácticamente hecho, lo más probable es que se repita el esquema que mejor ha funcionado esta temporada. El 4-3-3 con dos extremos abiertos y tres personas acumuladas en el centro del campo ha valido para ahogar a los rivales y tener más posesión de balón. Las condiciones de los jugadores, además, eran idóneas para este sistema.

La evolución de los mismos, para mayor gozo de los entrenadores, ha sido espectacular como demuestra una tercera vuelta con solo ocho puntos perdidos en total. Para conseguirlo ha sido esencial ese bloque al que se hacía referencia anteriormente por encima de las individualidades que sí se notaban a principio de temporada. Al final, sin embargo, nadie destacaba y todos rendían excepcionalmente.

Esto es, sin duda, la prueba más exacta de lo a gusto que han acabado todos con todos. La diversión y el aprendizaje han ido de la mano de una piña creada. Un trato espectacular entre cada uno de los miembros que formaban el conjunto que servía para darlo todo en los 80 minutos que duraba el partido. Nadie era más que nadie. Todos lo eran todo.

La plantilla está formada por Mario y Juan (porteros); Marcos, Pedro, Edu, Joel, Cristian, Miguel, Álex y Nacho (defensas); Diego, Pablo, David, Valderrey, Manu, Alberto, Adri (centrocampistas); Juan, David, Fran y Gabri (delanteros); Óscar San Cayetano y Roberto Serna (entrenadores).

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