El 'vuelo eterno' de Javier Sotomayor en Salamanca, un 27 de julio de hace 25 años

El gigante cubano logró tal día como hoy de 1993 una de las hazañas más extraordinarias del atletismo universal en Las Pistas. Un salto de 2,45 metros que nunca ha sido superado

 Sotomayor 1
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El 27 de julio de 1993, de hace ya 25 años, ha quedado grabado en la eternidad. Aquella tarde de martes, a las 21:15 horas, el gigante cubano Javier Sotomayor logró en Salamanca una de las hazañas más extraordinarias del atletismo universal que nunca ha sido superada: la plusmarca mundial de salto de altura con 2,45 metros. Piénselo un segundo, sería como saltar de espaldas por encima del larguero de una portería de fútbol.  

Las sombras se alargaban ya en aquella hora en Las Pistas del Helmántico. Sotomayor, de 1,94 metros de altura, tenía en su haber los rércords de 2,43 metros conseguido también en el mismo lugar en 1988; y 2,44 metros logrado en San Juan, la capital de Puerto Rico. Pero aquel día el atleta cubano quería más, así que respiró profundo, se concentró y dibujó el poderosísimo salto vertical en su mente. Inició el ritual, cinco pasos hacia atrás y corrió raudo hacia el listón. Rozó ligeramente la varilla. Sin embargo, sus piernas pasaron limpias y la barra horizontal no cayó. El público estalló en júbilo y alguno se frotó los ojos ante aquella proeza. El telediario de TVE, que comenzaba a esa hora, interrumpió los titulares para contar lo ocurrido en Salamanca.

La historia es de sobra conocida, pero sigue siendo igual de emocionante un cuarto de siglo después. La trayectoria de Sotomayor quedó ligada a Salamanca para siempre. Sin embargo, sorprende comprobar que, pese a la gesta, el aniversario está pasando desapercibido en la ciudad. Ni un homenaje oficial para aquel hombre que voló sobre la ciudad, tampoco una calle o una estatua. Cuesta entenderlo, pero para arrojar algo de luz es necesario remontarse 25 años atrás, hasta la época dorada del Gran Premio Diputación.

Francisco Martín del Molino fue diputado de Deportes en dos oportunidades. La primera entre 1983 y 1987; la segunda comenzó en 1991. El político socialista, junto al por entonces gerente del Patronato de Deportes, el fotógrafo y periodista Chema Sánchez; y al concejal del Ayuntamiento Luis Calvo Rengel; pusieron en marcha un ambicioso plan que heredaba las ideas del legendario entrenador de campeones Carlos Gil Pérez, con el fin de hacer de la competición deportiva de la Diputación de Salamanca una de las grandes pruebas del atletismo internacional. 

"Tratamos de darle entonces mucha vida al Gran Premio Diputación, y conseguimos que en esa época diera un importante salto de calidad", afirma a SALAMANCA24HORAS Francisco Martín del Molino. "Logramos que en el año 1994 la Asociación Europera de Atletismo lo considerara el segundo mitin de atletismo en pista más importante de Europa, y además de Sotomayor, Jonathan Edwards logró la plusmarca mundial en triple salto en 1995 y, también en 1993, Mike Powell saltó 8,70 en longitud. Ha pasado mucho tiempo", cuenta. Los tres políticos salmantinos se pusieron en contacto unos años antes con la delegación cubana para que acudiera a competir a Salamanca, estableciéndose "una gran relación Salamanca-La Habana". Así llegó a la ciudad Javier Sotomayor.

Un orgulloso y entrañable cubano

"Sotomayor era un enamorado de Salamanca. Un tipo humilde, entrañable, carismático y buena persona que disfrutaba de buenas conversaciones y cenas, y acudía cada verano a la ciudad, pese a ser uno de los atletas más relevantes del panorama, por una cantidad económica absolutamente simbólica", cuenta el antiguo diputado de Deportes.

"Sin embargo, Sotomayor también era un orgulloso ciudadano cubano, que cada vez que obtenía algún título lo primero que hacía era agradecer a sus compatriotas, señalando que lo único que intentaba era devolverle a Cuba todo lo que le había dado: su formación como persona y como deportista", explica Francisco Martín del Molino. "Recuerdo una anécdota que Sotomayor tuvo con el periodista José María García, respecto de la no participación de la delegación cubana en los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988 debido al bloqueo comercial norteamericano a la isla. García le señaló la "injusticia" que era que alguien de su talla no pudiera participar en la gran competición mundial, pero Sotomayor le contestó, lejos de sentirse frustrado, que era una decisión de su pueblo que él entendía perfectamente y, además, compartía", señala el político socialista.

Aunque su presencia en los meses de julio era motivo de orgullo para los salmantinos. A raíz de que su salto de 1993 se convirtiera en leyenda, primero se colocó una placa en Las Pistas —a 2,45 metros de altura— que conmemoraba su hazaña. Después, las propias instalaciones deportivas recibieron su nombre. Además, fue el pregonero de las Ferias y Fiestas de 1994 y se instaló en la Plaza Mayor un saltódromo, con el listón a la altura del récord, evento en el que el atleta no paró de hacerse fotos con todos los que por allí pasaban.

Francisco Martín del Molino no tiene ninguna duda del motivo por el que Julián Lanzarote le retirara el nombre de Javier Sotomayor a Las Pistas tras su llegada a la alcadía en 1995. "Era un orgulloso castrista. De hecho, tras su retiro ocupó cargos muy importantes en Cuba", menciona sin reparos.

Peor resulta recordar, 25 años después, aquellas jornadas de verano viendo atletismo del más alto nivel en Salamanca. El Gran Premio Diputación murió con la crisis económica en 2009. 



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(En la imagen de arriba, Francisco Martín del Molino premia a Javier Sotomayor tras su hazaña en Las Pistas)


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