El canónigo Antonio Matilla Matilla es el nuevo deán del Cabildo Catedral de Salamanca, y sucede en el cargo a Florentino Gutiérrez Sánchez, quien llevaba al frente del Cabildo desde el 26 de enero de 2019, y que al cumplir los 75 años acaba de jubilarse.
El nuevo presidente del Cabildo fue elegido el pasado 10 de marzo, tras una reunión extraordinaria de los canónigos, y en la que tomó posesión. Su nombramiento fue confirmado ese mismo día por el obispo de la Diócesis de Salamanca, Carlos López Hernández.
Tras darse a conocer este nombramiento, Matilla agradecía a sus compañeros del Cabildo y al obispo su confianza en él. "Cada uno de mis compañeros de Cabildo me superan en una o más cualidades y competencias, como en música, en teología, en derecho, en empatía popular e institucional, en sentido social y en sentido práctico o capacidad de estudio", apuntaba. Y, se planteaba qué le toca a él como deán: "Yo diría que mantener el espíritu de equipo creado en la etapa de Florentino como deán, y refrendado por los estatutos del Cabildo aprobados recientemente".
El nuevo deán cree que el espíritu de corresponsabilidad y de trabajo en equipo, "es el que permitirá que luzcan los carismas de cada uno al servicio de la sede Episcopal y de la Iglesia diocesana", sentencia. Antonio Matilla es consciente de que vivimos en tiempos difíciles, pero se plantea: "¿Ha habido alguna vez tiempos fáciles?, así que a por ellos".
En relación a la situación de la Catedral, reconoce que tienen una debilidad con el inicio de la pandemia que es la economía, "con un año sin ingresos, pero hemos preferido vaciar nuestro colchón antes que poner a los empleados laicos en ERTE", porque como reconoce, "ellos forman parte de este espíritu de equipo y de corresponsabilidad".
Al hablar del personal asegura que "viven la Catedral, se desviven por hacer bien las cosas y asumen responsabilidades", y para el nuevo deán, "son nuestro mayor activo". Para este responsable del Cabildo, entre sus retos está atraer a los salmantinos a la Catedral de manera que se sientan bien acogidos, "con el permiso de la pandemia del COVID-19".
Matilla lanza unas ideas ya recogidas de su predecesor, como una liturgia cuidada, "ofrecerles un lugar de oración o meditación, o el simple sosiego espiritual". En este sentido, considera que "hay que abrir las puertas de este gran contenedor cultural vivo". En primer lugar, "a los salmantinos, que pueden entrar cuando quieran, pero también para los turistas, que son, como tantas veces decía Florentino, nuestros mecenas privados, nuestros mecenas anónimos".
Para lograr este objetivo, el nuevo deán tiene claro que hay que hacerlo "trabajando en sinergia con las autoridades nacionales, autonómicas y municipales, manteniendo un diálogo y una comunicación fluida". Por último, pide que recen por él, y que no es una idea suya, "es del Papa, si él pide que recen por él yo pido que recen por mí y por todos nosotros, por el bien de la Catedral y sobre todo, el de la Iglesia diocesana de Salamanca".
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