Las averías de coche más frecuentes en verano y claves para protegerlo de temperaturas extremas

Según el RACE, los problemas con las baterías, los neumáticos y el motor estuvieron entre las principales causas de asistencia durante todo el año 2018, y son precisamente estos componentes de los vehículos los que más sufren en verano con las altas temperaturas 

 Avería de un turismo en el paseo San Agustín (7)
Avería de un turismo en el paseo San Agustín (7)

Después de poner a punto nuestro coche antes de salir de vacaciones existe un factor de riesgo del que hay que proteger a nuestro vehículo: el sol. 

Durante las estancias en las zonas vacacionales costeras, los coches suelen pasar el día y la noche a la intemperie, afrontando largas horas bajo las altas temperaturas y el ambiente húmedo y arenoso de la costa. Además, durante el trayecto de los grandes viajes hacia el destino seleccionado, en carretera y en medio un atasco, el sobrecalentamiento del coche también puede afectar al vehículo y a la conducción. 

Según el Barómetro de Averías del Club RACE, los problemas con las baterías, los neumáticos y el motor estuvieron entre las principales causas de asistencia en carretera durante todo el año 2018, y son precisamente estos componentes de los vehículos los que más sufren en verano con las altas temperaturas.

Las averías causadas por el sol directo más frecuentes en verano son el sobrecalentamiento de la estructura y los materiales internos del coche; así como la pérdida de agua y aceite, el sistema de frenado y, sobre todo, los fallos de batería, de motor y de aire acondicionado, que acaba forzado de tanto uso. El deficiente mantenimiento y la antigüedad del parque automovilístico suelen ser las principales causas de los problemas en los vehículos.

- Pintura. Es la más afectada por la radiación solar directa. Los colores que se ven afectados en mayor medida por la pérdida de brillo y tono son el rojo, el amarillo, el negro y el blanco. Previendo la dificultad de aparcar en sitios en sombra cerca de la playa, lo más aconsejable es aplicarles ceras protectoras. Estas ceras son recomendables también en invierno, ya que, además de la radiación, les protege de la contaminación y las manchas más habituales.

- Ruedas. Los neumáticos sufren en gran medida bajo la exposición directa del sol, pues no solo se calienta la goma, sino el asfalto, y esta unión puede incrementar hasta 10ºC la temperatura de la rueda. La pérdida de presión que sufren, además, incrementa las posibilidades de sufrir pinchazos, algo muy importante a tener en cuenta mientras se está en carretera. El mal asfaltado de las carreteras con trazada irregular aumentaría el riesgo. Por ello, aprovechar para realizar el cambio de neumáticos antes de las vacaciones puede ser una buena opción.

- Molduras, faros y pilotos. Las molduras y las gomas de las juntas de puertas y maleteros también pierden sus propiedades, se resecan, adquieren un tono blanquecino y pueden llegar a agrietarse. Sobre todo, las escobillas del parabrisas. Los faros y pilotos de plástico también se resienten pierden su brillo y se vuelven más opacos. Colores como el rojo podrían variar la gama cromática hacia el amarillo o el blanco. También el desgaste de las juntas de caucho al sol pueden llegar a abrirlas permitiendo que entrase el agua en el habitáculo.

- Los cristales y el salpicadero. Se trata de la zona del interior del coche prácticamente más afectada por las altas temperaturas. Junto a la bandeja trasera, asumen toda la radiación solar potenciada por la radiación directa de los cristales. La forma de protegerlos es el utilizar el accesorio más clásico del verano: el parasol. Además, es importante revisar el estado de los cristales antes de exponerlos a largas jornadas bajo el sol, pues si las lunas o las ventanillas tuvieran algún tipo de micro-daño, los cambios de temperatura podrían abrirlos, y ese tipo de reparación de cristales es el más difícil.

- Pastillas de freno y componente electrónicos. El sobrecalentamiento en las pastillas de freno produce la pérdida de la eficacia en la frenada. Este hecho se denomina fading. Para evitarlo lo mejor es invertir en pastillas de freno de calidad. Por otro lado, los elementos electrónicos de los vehículos pueden empezar a fallar cuando se superan los 50 grados, temperatura a la que es fácil llegar cuando el vehículo se pasa  varias horas bajo el sol.

- Motor y batería. Las altas temperaturas hacen disminuir el oxígeno del aire, lo que hace que se produzca menos combustión en los cilindros y afecta al rendimiento del motor. El fallo de la batería por calor extremo es uno de las averías habituales en carretera que hace que en ocasiones no vuelva a arrancar el coche después de hacer alguna parada en gasolinera o zona de descanso.

Para minimizar daños y averías es muy importante hacer una revisión previa salir de vacaciones. La revisión del aceite, por ejemplo, y otros líquidos como el líquido refrigerante es clave. Cuando se está en carretera es necesario estar pendientes del estado del aire acondicionado y la climatización, para evitar sobrecargas, así como el resto de medidores de temperatura, como la del motor. Para obtener más información puede consultar la página web de RACE.

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