Un total de 35.326 salmantinos viven fuera de España, una cifra que se eleva año tras año. Así lo refleja el Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE), un informe que además señala que América y, en concreto, Argentina es el país en el que mayor número de emigrados de la provincia han elegido para comenzar una nueva vida.
Precisamente para mantener ese vínculo con su ciudad y sus orígenes, los salmantinos emigrados a Argentina decidieron crear hace justo un siglo el ‘Centro Salamanca’ de Buenos Aires, institución que ha reunido en esta centuria a todos los inmigrantes no solo salmantinos sino también españoles y lo sigue haciendo hasta el día de hoy. Desde entonces se ha convertido en un lugar de encuentro en el que “agruparse para mantener viva su cultura y tradiciones”, tal y como señala Lorenzo Lucas, su actual presidente.
El 22 de junio de 1922 es la fecha marcada en rojo en el calendario para estos grupos de salmantinos que por aquel entonces estaban afincados en el país y pretendían crear un centro con el que estar en contacto lejos de sus orígenes. Un siglo después el Centro Salamanca cuenta con 800 miembros activos y otros 400 socios amigos, asegura Lucas. Y es que a pesar de que “en este momento son pocos los nativos” el sentimiento y recuerdo de Salamanca se ha trasladado de padres a hijos y nietos, de generación en generación.
Con una imponente imagen de la Plaza Mayor en uno de sus salones para recordar la que es su ciudad nativa, múltiples actividades recuerdan prácticamente a diario su vida en la provincia salmantina. Bailes charros, comidas tradicionales, charlas, conferencias o conciertos hacen de esta sede el lugar de todos los salmantinos residentes en Buenos Aires.
“El Centro Salamanca es el canal que tenemos los Salmantinos nativos y nuestras familias para mantener un vínculo cultural y tradicional con nuestra provincia, sus pueblos”, añade Lorenzo Lucas, que nació en uno de ellos, Miranda del Castañar y del que se fue con solo 12 años. Quizá el destino, cosas de la vida o la búsqueda por tener una situación mejor hicieron que al igual que él, otros muchos siguieran el mismo camino.
A pesar de no saber lo que se iban a encontrar a su llegada ni cuánto tiempo iban a permanecer allí, decidió junto con su madre hacer las maletas y marcharse al país sudamericano. “La situación en el pueblo era buena y aunque era pequeño no faltaba de comer pero el futuro era muy reducido ya que la única posibilidad de estudio era un seminario, con 12 años ya trabajaba en el campo con mi madre. En Argentina esas posibilidades de estudio existían”, señala Lucas.
A su llegada, Lorenzo Lucas asegura haberse encontrado “un país rico en la variedad de tierras, y posibilidades”. No obstante, a pesar de ser unos años complicados “en la época en la que vinimos la mayoría de los inmigrantes, era un país lleno de oportunidades que nos brindó salud, educación gratuita y de calidad, dándonos la posibilidad de formar nuestras familias e instituciones con total libertad y respeto”, asegura el presidente del Centro Salamanca de Buenos Aires. “Los vaivenes políticos y económicos a los que está acostumbrada está tierra, no empañan su grandeza”, manifiesta de manera contundente.
Ahora, más de seis décadas después de su marcha Lorenzo Lucas recuerda con “tristeza” esos momentos de su marcha y asegura que si volviera a llegar el momento ahora no lo haría “porque se pierden muchas cosas como la familia, los amigos o el vínculo geográfico, y más los que somos de pueblos tan hermosos como Miranda del Castañar”, sentencia.
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