Cáritas Diocesana de Salamanca atiende a 14.507 personas a través de sus programas

Ha hecho balance del último año presentando su memoria

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Cáritas Diocesana de Salamanca presenta su memoria de actividad 2019 como cada año con motivo del Día Nacional de Caridad, este año bajo el lema: “El poder de cada persona. Cada gesto cuenta.”

Cáritas rinde cuentas y hace balance del año a través de la memoria. En el área de animación comunitaria cabe destacar el trabajo de acogida y acompañamiento a las familias, ante una situación de necesidad la primera respuesta es esencial. Es el servicio del recurso de acogida y atención primaria, donde se realizan ayudas destinadas a vivienda, alimentación, etc. El año pasado dio respuesta a 3.036 familias, un aumento de 612 respecto al año anterior, con una partida de casi 1.200.000 euros.

Otro aspecto importante en esta área de trabajo es la promoción educativa, educación en el tiempo libre, ludotecas, acompañamiento en la búsqueda de empleo y talleres formativos, en especial con aquellos que pasan por dificultades. En 2019 trabajaron con 519 niños y adolescentes y 119 jóvenes mayores de 21 años.

Desde el programa de inmigrantes luchan por promover una mayor concienciación sobre la necesidad de construir juntos una comunidad integradora y por acoger, desde el respeto y el diálogo, a los inmigrantes que llegan a Salamanca, donde no siempre pueden encontrar un espacio de escucha y atención. Así, se favorece la construcción de una sociedad intercultural. El año pasado acogieron a 1.272 personas, 84 en la zona rural. 269 participaron en el centro intercultural Baraka.

Por otro lado, consideran importante hablar de las familias en el trabajo que realizan en los barrios y centros socio-comunitarios mediante acciones de promoción social, cultural y laboral, han intervenido con 2.543 familias.

Que las personas mayores permanezcan el mayor tiempo posible en su entorno es esencial, por ello se ofrece un completo programa de atención que pretende facilitar la vida a los 208 mayores y también a sus familias y cuidadores acompañados este 2019.

Continuando con el área de inclusión social, confluye el trabajo con personas que viven situaciones de exclusión: sin hogar, en prisión, con drogodependencias y afecta dos por VIH -SIDA. Se pretenden favorecer procesos de inclusión, a través de distintos recursos. Destacan algunos datos como las 435 personas sin hogar recibidas en el servicio de acogida. Las 15.661 asistencias en el recurso de comedor del centro Espacio Abierto para personas sin hogar. 138 personas han pasado por el centro de acogida ‘Padre Damián’. Y han acompañado a 386 personas a través del programa de intervención en prisión.

Cabe destacar el 25 aniversario de la casa de acogida ‘Samuel’ para enfermos de VIH-Sida. La atención en este aspecto abarca el acogimiento integral así como acompañar en el día a día a estas personas, también durante sus estancias en los centros hospitalarios. La casa de acogida ofrece a los enfermos más avanzados un hogar en el que se cubren sus necesidades más básicas, a todos los niveles, desde el sanitario al afectivo y humano, 54 personas en 2019.

Otro frente de trabajo en esta área es la atención a las drogodependencias que reúne varios recursos en los que se trabaja de forma terapéutica a través de programas individuales o grupales, y tanto con las personas que viven esta situación, como con sus familias. Así, se establecen tres recursos:

El Programa de Prevención Indicada Lazarillo destinado a adolescentes que se han iniciado en el consumo de algún tipo de drogas y a sus familiares, este año ha llegado a 128 jóvenes. El Servicio Ambulatorio de atención sanitaria y psicosocial para las personas que necesitan tratamiento por los problemas derivados del consumo de drogas, donde han acompañado a 290 personas y el Centro de Día de atención integral, destinado a las personas que quieren realizar un programa de rehabilitación psicoeducativo, libre de consumos, en su propio medio, y lograr así su incorporación social y laboral, por el cual han pasado 54 personas el año pasado.

Han finalizado hablando del proyecto diocesano para atender a las personas con problemas de salud mental ‘Ranquines’. Se ha trabajado en la mejora de las condiciones de vida de 77 personas ofreciendo soporte terapéutico y apoyo social también a sus familias.

Han continuado hablando del mundo laboral, no acceder al mundo del trabajo dificulta una integración social completa. Por eso, es fundamental trabajar en la inserción laboral de las personas más vulnerables, que sufren exclusión social y precariedad. Un reto y un desafío en el que Cáritas trabaja cada día a través del área de inserción laboral. 1.532 personas pasaron por el recurso de información laboral y se acompañó a 259 desde orientación laboral, tanto individual como grupal. 281 personas realizaron la formación técnica de empleadas de hogar.

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