Como olvidar a Jim Marshal y su míticas fotografías para “Telegraph”, captando momentos en Woodstock entre los excesos de drogas, sexo y mucho rock and roll. O cómo no pensar en el mundo de la fotografía artísticas en conciertos y no nombrar a Ross Halfin que ha seguido sacando su cámara con 66 años y así mover los ajustes de la misma al son de la música de Metallica o de los The Sex Pistols.
Hoy vamos a charlar sobre el mal pagado, en la mayoría de las ocasiones, mundo de la fotografía en eventos musicales. Carlos Bartol, fotógrafo de bandas locales, nacionales e internacionales, ha estado presente en grandes momentos de la Salamanca musical. Desde conciertos a los que han ido diez personas de público, hasta llenar el Multiusos Sánchez Paraíso.
Carlos es uno de esos fotógrafos que transmite a través de la cámara lo que una persona no puede llegar a ver en un concierto. Capta la caricia del bajista de la banda al batería, como te puede llegar a inmortalizar la esencia del subidón del cantante ascendiendo cual deidad en el punto álgido de la canción que le cambió la vida al espectador. Momentos únicos que se quedan grabados en la retina del objetivo y, que si no fuera por ellos, no se podría llegar a revivir.
Hemos estado con uno de los mejores artistas de acontecimientos musicales, cuya cámara contaría como una parte más de su cuerpo. Un momento que no se podría llegar a explicar y en el que el guiño del ojo te enfoca directamente el instante a captar. Un segundo que cambia radicalmente una buena fotografía de otra que haríamos con nuestro móvil. Y es que sí, el visor de la cámara de Carlos, guarda secretos que no nos imaginaríamos.
Hablemos del mundo de la fotografía artística en conciertos y en festivales. Labor complicada porque no es una tarea sencilla. Lógicamente para llegar a un nivel alto, uno tiene que curtirse hasta conseguir captar momentos únicos. Carlos, ¿Cómo surge la motivación por el mundo de la fotografía en este tipo de eventos?
Fijate, para mí el mundo de la fotografía de conciertos me vino un poco de sorpresa. En el pasado, no era una persona que fuera mucho a conciertos, y luego, cuando empecé con la fotografía, me interesó desde un principio el mundo de la fotografía documental. Empecé, además, con lo típico, con manifestaciones, con eventos de ese estilo como fue el 15-M, que para muchos fue un despertar muy lógico en este tipo de actividades. Y luego, cuando ya había hecho mis pinitos en el mundo de la fotografía, apareció la oportunidad de la fotografía en conciertos a través de una pareja que tuve, y ya me quedé enamorado de la disciplina.
En ese aspecto, hablamos desde fotografía de manifestaciones a fotografías en conciertos. Es decir, del mundo externo, al interno. Ahí me viene a la cabeza la configuración de la cámara… Supongo que tiene que cambiar mucho de un momento a otro, ¿No?
A nivel disciplina fotográfica, no es seguramente en la que más conocimientos técnicos tengas que tener, para llevarla a cabo, pero sí hace falta una rapidez, una lectura del momento, de la situación, de lo que te encuentras… y cambia mucho, porque conciertos hay de todas las formas y colores, y es adaptarse al momento en el que se esté.
En ese aspecto, yo creo que mucha gente va a tener en cuenta, solamente, lo que ocurre encima del escenario, pero claro, enfrente de los músicos, en muchos conciertos que has estado, hay miles de personas vibrando junto a ellos. Esto, básicamente, es saber que es lo que está ocurriendo a tus espaldas. Claro, al final no te conviertes únicamente en fotógrafo de artistas, sino que tu también has llegado a hacer fotografías sobre los momentos de las personas, en un preciso instante. Saber captar eso, ¿Es difícil?
Eso es super importante. Yo creo que es la asignatura pendiente de muchos fotógrafos, algo que cuando estás empezando se te olvida y me atrevo a decirlo porque a mi también me pasa. Tiendes a centrarte en el músico y como espectador de conciertos te centras en eso, pero como fotógrafo eso no puede ser todo porque el concierto sin el público, no puede darse. Y vamos, grandes fotos que nos podamos imaginar y también grandes vídeos en eventos musicales y festivales, son impensables si no se apunta la cámara hacia el público. Ver la emoción de alguien que estuvo allí, transmite muchísimo más.
Ya que hablamos del público, vamos con ello. Porque aquí podemos distinguir dos tipos de personas que asisten a los conciertos, a los respetuosos y a los que no. En este aspecto, supongo que te habrás encontrado de todo. Y lo digo porque te habrán llegado halagos y bonitas palabras en muchos acontecimientos musicales, pero te has tenido que encontrar a gente, digamos, un poco irrespetuosa, ¿No?
Sí, siempre hay porque tiene que haber de todo en la viña del señor. Yo creo que he sido muy afortunado porque he encontrado a gente muy respetuosa. Y mira, no creo que tenga que ver con el tipo de conciertos a los que he ido a trabajar, ni por el estilo de la música, pero siempre hay gente que ve tu presencia como una molestia. Que no entiende que para ti es un trabajo, pero hay de todo. Cambia mucho, por ejemplo, por el tipo de escenario. No es lo mismo tener un foso para ti mismo, que ahí es responsabilidad el fotógrafo para entender que te han dejado un espacio privilegiado, pero uno tiene el deber de hacerlo de la forma que menos moleste porque puede que la persona que ha ido al concierto, a lo mejor solo puede ir una vez en la vida. De ver al grupo que sea. En ese aspecto también tenemos que hacer un poco de autocrítica, los fotógrafos, para entender esto también.
Claro, supongo que también, entonces, habrá fotógrafos que se centren en sus propias fotografías y se olviden del público. Un público, que si va a un concierto de un artista con muchos oyentes, suelen ser entradas caras, y puede que esa persona haya ahorrado durante tiempo para ir a ese concierto. Hay que respetar a ese público, y saber que sin esas personas, el concierto no se podría llegar a dar.
Claro. Es un poco relacionado con lo que decíamos antes. Es saber que el público es parte de la escena, es parte del evento en el que estás. Para los compañeros que fotografían o hacen vídeo, esto lo tienen que saber. Al igual que respetamos al músico que está en el escenario, el público se merece el mismo respeto. Sí que es verdad que hay momentos que son insalvables, y tienes que molestar sí o sí, por cómo están diseñadas las salas o los escenarios, y no queda otra que ponerse delante, pero ahí está el entendimiento de ambas partes, y claro, el tener un poco de respeto mutuo.
Antes hablábamos de los ajustes, Carlos, de que cada cámara es un mundo. Pero tengo que preguntarte sobre otro de los aspectos que más puede llegar a inquietar en los que se introducen en el mundo de la fotografía. ¿Se pueden llegar a hacer fotos con una cámara de 10.000 euros y con otra de 1.000, de la misma forma?
Sí, por supuesto. La cámara no hace al fotógrafo. Se pueden hacer fotos con equipos modestos, teniendo en cuenta que los equipos modestos pueden llegar a ser muy buenos. Es conocer tu herramienta. Yo tengo que saber que no puedo hacer las mismas fotografías con la cámara que tengo, que con el móvil. La clave es conocer bien con lo que trabajas, eso lo primero. Luego, si que hay una pequeña cosilla que tiene que ver con las características de la imagen. Y con esto no quiero desanimar a nadie. Sí que hay situaciones de poca luz, por ejemplo, o donde hay muchos colores que parpadean, se mueven, cambian… ahí sí que ayuda mucho tener un equipo fotográfico preparado para esas situaciones. Lo que no quiere decir que no puedas hacer otro tipo de fotografías adaptadas a tu propia cámara. Ya te digo que puedes hacer otro tipo de fotografías, con un equipo más barato, igual de impresionantes.
Adaptarse al medio entonces. Carlos, tengo que preguntarte. Hablemos del artista y de apreciar al artista, y que considero que la fotografía es un arte y que tu eres de las personas que lleva a cabo eso. Hablemos del “pedir favores”. Lo digo porque tú has hecho una inversión en tu equipo, en el tiempo fuera del trabajo que has empleado estudiando, en el ordenador para editar las imágenes… ¿Se está pagando ya lo que se debe y se ha cambiado el concepto del artista como fotógrafo?
Pues bueno. Esto es como lo del público. Hay de todo. Hay personas que sí lo valoran, y lo valoran mucho. Hay gente que no lo hace y piensan que te están haciendo un favor a ti. Al final, este mundo es bastante precario fuera de las esferas más altas para todos, incluidos los músicos. Es algo que tenemos que aceptar y saber gestionar. Estaría muy bien marcar un precio que todo el mundo acepte, pero eso está muy lejos de lo que pueda llegar a dar. En estos casos, hay que tomar decisiones sobre lo que me interesa hacer y lo que no. Puede que esa banda que me contrata no pueda darme el caché que pido, pero a ellos tampoco se lo están dando. Ahí podemos llegar a un punto intermedio. Soy cien por cien defensor de que no hay que trabajar gratis, pero sí que considero que a veces puedes hacer un trabajo por gusto porque tu quieres. Si alguna foto se la quieres pasar a la banda, pues bien está. Lo importante es que sea una relación entre iguales. En el momento en el que hay una relación de poder entre el músico y el fotógrafo, eso hay que pagarlo, sin duda.
Eso me recuerda a que hace poco, hablaba con un grupo de música que iban a sacar nuevo disco. No puedo decir ahora quienes son, pero en ese momento me comentaron que el productor que les iba a llevar, iba a grabar con una artista que, sin poder decir el nombre, voy a decir que tiene entre 8 y 12 millones de oyentes mensuales en Spotify. No es lo mismo trabajar para ella, por la repercusión que va a tener, que con unos artistas que tienen menos oyentes al mes, ¿No?
Claro. Hay muchos caminos posibles. Hay que pagar las cosas, esto se tiene que dar por hecho. Y también hay que saber que no toda la remuneración es monetaria. Hay otros tipos de remuneración también. No voy a entrar en el te pago con visibilidad, porque eso es un cuento que te quiere colar a veces el artista que quiere contratarte, que sí va cobrar su caché y solamente quiere llevarse su parte del pastel. Pero sí que se pueden llegar a acuerdos, como asegurarte el alojamientos, los desplazamientos, las dietas… y todos estamos creciendo en ese proyecto y compartes ese camino. Suelen ser grupos con los que puedes llegar a tener una simbiosis.
Para finalizar Carlos, siempre que hablo con artistas me gusta que se dé algún consejo a todos aquellos que empiezan en este complicado océano de precariedad y de tener que tragar con situaciones desagradables. Carlos, ¿Qué les dirías?
Lo más importante, aunque parezca un poco absurdo, es ir a conciertos previamente. Tenemos que apoyar a la escena local, provincial, autonómica y nacional. No solo porque eso te va a ayudar a ir creciendo, teniendo en cuenta si te van a dejar llevar una cámara o no, pero ya no solo por eso, sino que apoyar la escena en directo, es lo que nos va permitir poder seguir haciendo esas imágenes en conciertos y festivales. No hay otra cosa, no hay otra opción. Siempre hay que ver qué conciertos hay en tu ciudad, enviar un correo al grupo, a la sala, al festival… y decirles: “Mira, quiero ir al concierto a hacer una fotos”. Que te pueden llegar a decir que no, pues ya está, al siguiente y listo. Lo importante es coger la cámara, e ir a conciertos. No hay más.
Fíjate, yo que soy muy futbolero, podríamos hacer un símil con Maradona. En el aspecto de hablar de uno de los mejores deportistas de la historia, que empezó jugando en el barro, y acabó siendo un referente para todo futbolista. En la fotografía, podría llegar a ser igual, ¿No?
Mira, también te digo, si te quieres quedar en el barro, te quedas en el barro, que también se está muy bien.
El mundo de la fotografía puede llegar a ser complicado, pero el errar tantas veces hasta acertar, hace que te “curtas” el lomo y que sepas qué momento es el adecuado para el ‘click’. Si algo podemos llegar a sacar de esta entrevista, es apreciarse como artista. Saber que trabajar gratis no paga la inversión previa que has hecho. Y es que el mundo de la música es maravilloso, pero el mundo que lo rodea y lo hace real, en muchas ocasiones, es aún mejor.
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