Los conductores de los autobuses urbanos de Salamanca están cansados de las agresiones físicas y verbales que, según datos de la Confederación General del Trabajo (CGT), han sufrido los cerca de 200 miembros dedicados a esta tarea por parte de los usuarios.
Las quejas de los viajeros se deben a retrasos en las líneas, fallos en los vehículos y falta de información. “Recibimos protestas por lo mal que están hechas las paradas, por falta de identificación de los usuarios (si revisáramos cada tarjeta nos quedaríamos sin tiempo para viajar), porque en las marquesinas o dentro de los vehículos se ofrecen los horarios de manera equivocada y por las deficientes condiciones de los autobuses”, señala Eduardo Moreno, conductor y miembro del comité de CGT, que indica que algún usuario ha amenazado con una pistola a un conductor.
Moreno considera que la responsabilidad es de Salamanca de Transportes (la empresa que presta el servicio) y del Ayuntamiento de la ciudad, que tienen descuidados a los profesionales del sector: “Hay doce autobuses nuevos circulando, pero también lo están haciendo los viejos. Además, carecemos de baños en las cabeceras de las líneas, por lo que tenemos que orinar en la calle. Por si fuera poco, sigue sin funcionar el ‘botón del pánico’ para avisar a la empresa y a la Policía Local en caso de necesitar su intervención. Por todo ello, entendemos que los usuarios se quejen, pero sus reivindicaciones se pueden solucionar con la actuación de la parte competente”.
Además de en el servicio nocturno, los conductores encuentran problemas en las líneas que pasan por el barrio Garrido. “La 3, la 6 y la 10 son en las que más quejas recibimos”, relata Roberto Sánchez, secretario de la sección sindical de CGT.
Ante este panorama, la Confederación General del Trabajo solicita comprensión a los viajeros y que Salamanca de Transportes y el Ayuntamiento accedan cuanto antes a atender los ruegos de los conductores de los autobuses urbanos.
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