Fatiga, pérdida de fuerza, sudores en exceso por las noches y dolores de pecho. Esos son algunos de los síntomas que se manifiestan en el cuerpo de una persona que se ve afectada por las chagas, la peligrosa enfermedad que produce la picadura del peligroso mal tropical que, actualmente, está afectando a unas 55.000 personas en España. Tal y como aseguran los expertos de la Organización Mundial de la Salud, muchas personas desconocerían su existencia y, concretamente, qué consecuencias tendría su picadura. Se trata del parásito Trypanosoma cruzi, más común en países de América Central y del Sur, y podría llegar a tener consecuencias nefastas como la muerte súbita por arritmias cardíacas o por una insuficiencia cardíaca progresiva. Tal y como se asegura en un artículo publicado en el periódico El Español, en la actualidad, España se ha convertido en el primer país europeo con mayor prevalencia de esta enfermedad.
Así mismo lo confirma un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), publicado por la revista Travel Medicine and Infectious Disease. “Hemos concluido que la carga de chagas en España es considerable y que más de 55.000 personas están conviviendo en nuestro país con esta enfermedad”, ha explicado Ana Requena, directora de la investigación sobre migración y salud en el ISGlobal y una de las autoras del ensayo. Al parecer, el contagio de las chapas se daría por los flujos migratorios, ya que somos uno de los principales receptores de población procedente de lugares donde esta enfermedad sí es endémica como Argentina, Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guayana Francesa, Guayana Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela. Según el estudio, en España, los migrantes bolivianos representan el 53,9% de los casos, ya que es el país con mayor carga de chagas.
Los expertos han asegurado que la enfermedad del chagas tiene dos fases. La primera es la fase aguda y dura dos meses. Los principales síntomas que se manifiestan fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular, abdominal o torácico y dificultad para respirar. Es importante prestar atención a esto porque, durante este periodo, es posible recibir un tratamiento para frenar la infección. Pasado ese tiempo, se entra en la fase crónica y el parásito se instala principalmente en el músculo cardíaco y digestivo. Aquí, los síntomas desaparecen y la persona puede convivir hasta 30 años con esta infección sin enterarse.
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