​Más de cien días después… el abrazo de muchos salmantinos que viven fuera de la provincia con sus familiares

Casi cuatro meses después, Salamanca ha vuelto esta semana a recibir viajeros tras el fin de las restricciones de movilidad al concluir el estado de alarma. Son miles los salmantinos que viven fuera de la provincia y residen en otras ciudades españolas, por lo que han sido muchos días de llamadas telefónicas o videollamadas, de abrazos que no se han podido dar y de nerviosismo y días de confinamiento, alejados de los seres queridos

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Por eso, el momento del reencuentro ha llegado, y más con el comienzo del fin de semana. En estas horas, los autobuses, coches particulares y los pocos trenes con los que RENFE ha mantenido conectada Salamanca vienen cargados de gente con muchas ganas de volver a ver a sus familias y, al fin y al cabo, de estar de nuevo en casa.

SALAMANCA24HORAS ha hablado con tres jóvenes que, por fin, están de vuelta.

WhatsApp Image 2020 06 26 at 11.12.46Roberto García tiene 26 años y vive en Barcelona. Trabaja en el sector ferroviario, instalando la ERTMS (sistema de radiotransmisión para los trenes). “Resido en Barcelona y, debido a la pandemia que hemos vivido, llevo sin poder ir a Salamanca a ver a mi familia desde el día 2 de enero”, cuenta.

El joven, finalmente, pudo reencontrarse con su familia este viernes, 26 de junio, viajando en avión a Valladolid y luego realizando la ruta en coche hasta la capital salmantina. ¿Qué ha sido lo más duro de estar tanto tiempo separado? “Lo más duro, sin duda, ha sido estar encerrado en casa, como supongo que le ha pasado a todo el mundo”, asegura Roberto. “En este tiempo he echado mucho de menos el poder volver a casa y ver a mi familia, y también salir a la montaña a escalar o dar un paseo”, indica este aficionado también a la escalada.

No estará mucho tiempo en casa, solo cuatro días, pero seguro que serán muy intensos. “Volveré de nuevo a finales de agosto”, explica. Roberto cuenta que, en Barcelona, la situación de la pandemia ha sido “muy parecida” a la de Salamanca. “Hemos avanzado al mismo ritmo que Salamanca, y veíamos a la Policía asiduamente multar a todos aquellos que hacían caso omiso de las indicaciones y violaban el estado de alarma”.

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Marta Eguiluz, también salmantina, tiene 29 años y vive en Marbella, está haciendo la residencia de Farmacia Hospitalaria en el Hospital Costa del Sol de la localidad malagueña. Debido a su trabajo, ha combatido en primera línea junto al resto de sanitarios de su hospital en esta pandemia de Covid-19. “Llevo desde el 29 de febrero sin ir a casa”, explica recién llegada a Salamanca, tras viajar en Ave desde Málaga a Madrid y luego subirse al tren Media Distancia propio de otra época para llegar a Salamanca.

Esta farmacéutica explica que lo más duro de estar tanto tiempo separada de su familia ha sido “la preocupación de que les pasara algo a los míos y no poder estar allí con ellos para ayudarlos y apoyarlos en esa situación tan dura de sufrir la enfermedad”. En cuanto a qué echado de menos, reconoce que, además de a sus familiares, a pasear por el centro histórico de Salamanca, en especial por la plaza de Anaya que es “uno de mis lugares favoritos”. “A disfrutar de Salamanca, que es una ciudad muy especial a la que echamos de menos cuando estamos lejos”, dice.

Marta tampoco estará mucho tiempo en casa, solo cuatro días porque “no ha sido posible encajarlo de otra manera”.

Preguntada por cómo se ha vivido en Andalucía y en la Costa del Sol la pandemia, asegura que en Marbella han tenido mucha suerte. “El brote ha sido bastante más leve que en otros puntos de España, aunque en algunos momentos la situación ha sido muy complicada por lo que ha traído consigo, en especial la incertidumbre al respecto de todo lo que rodea a este virus”, indica a este diario.

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David Martos es otro salmantino que, al igual que Marta y Roberto, también estaba deseando volver a su tierra. Hace varios años que lleva viviendo fuera de Aldeatejada, donde reside su familia, y se ha ido trasladando por diferentes puntos de la geografía española por trabajo.

Actualmente es gerente de una tienda de Carrefour en Bilbao, donde lleva poco tiempo, aunque, para estar más cerca de su pareja, vive, junto a ella, en Gama (Cantabria). Paradojas de la vida han hecho que, tras pasar largo tiempo lejos de su novia, ahora que conviven juntos, ha tenido que estar desde el 26 de febrero sin ver a su familia.

Para él, lo más duro de esta pandemia ha sido “estar tanto tiempo sin ver a mi familia y a mis amigos”. Eso cambiará este fin de semana, puesto que David llega a Salamanca para colmar esas ansias de volver a ver a los suyos.

“He estado muy preocupado”, cuenta, “sobre todo porque mi familia estuviera bien con la situación que se ha vivido en Salamanca, ya que mis padres son de riesgo y, además, mi madre trabaja en un centro de salud en limpieza”. Así mismo, asegura que “he echado mucho de menos poder ver a mis amigos, poder ir a tomar algo con ellos o simplemente poder pasear por la Plaza Mayor con mi novia”.

Por último, ha querido compartir con SALAMANCA24HORAS.COM cómo se ha vivido la pandemia en Cantabria: “donde yo vivo todo ha estado muy tranquilo porque es un pueblo pequeño y en la comunidad no ha habido gran número de contagios, sin embargo, por mi empleo me tengo que desplazar hasta Bilbao. Allí, la cosa ha sido muy distinta, al trabajar en un supermercado ha sido todo muy duro. Sobre todo, al principio, ha sido agobiante y a nivel de empresa difícil, porque ha habido empleados que han tenido síntomas y por precaución se han tenido que dar de baja. Además de todos los cambios en medidas de prevención que esto ha traído”, expresa David en este día que sonríe feliz por poder volver a ver a sus seres queridos.

Isabel Piñuel

Isabel Alén Piñuel, de 31 años, es una fisioterapeuta que trabaja en una clínica de rehabilitación neurológica en Mérida.  "Llevo casi cuatro meses sin ir a Salamanca y sin ver a mi familia. Lo más duro del confinamiento ha sido estar sola en casa los cien días y saber que no tenía a nadie más en la ciudad. Pero dentro de lo malo, no he estado tan mal. Ha habido altibajos", explica.

Además, reconoce que lo que más ha echado de menos durante estos días ha sido "reírse". A la vez que explica que no favorecía el clima de que el único tema de conversación fuese el coronavirus. "En Mérida, la situación ha estado bastante controlado pero el hospital no llegó a colapsarse", finaliza.

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