Conchi se fue de Fresno Alhándiga en busca de calor y playa y llegó… a Dublín

A pesar de que llegó allí por el destino, esta salmantina se adaptó muy rápido a la ciudad irlandesa, de la que destaca la variedad de procedencias de la gente y la cantidad de planes que surgen. Por el momento, añade, “mi felicidad está aquí y quiero seguir viviendo esta aventura”

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Hace dos años ya desde que empezó la aventura de Conchi Pérez: en febrero de 2017 decidió hacer las maletas y emigrar desde Fresno Alhándiga en busca de cambios. Esta salmantina, que estudió el grado de Caracterización en el CIFP Rodríguez Fabrés, tenía ganas de un cambio en su vida, “de encontrarme y de saber hasta dónde podía llegar”.

Y a pesar de que quería calor y playa, el destino la llevó a Dublín, una ciudad que se caracteriza por tener un tiempo nublado y lluvioso. Sin embargo, asegura que es la mejor decisión de su vida. Considera que lo poco que conoce de Irlanda es precioso y la adaptación al país fue muy rápida, “demasiado diría yo: llegué un martes y el viernes ya estaba de fiesta”.

Allí esta salmantina de 25 años trabaja como au pair. Los primeros seis meses estuvo viviendo con una familia, pero después decidió cambiar: “vivir con una familia que no es la tuya tiene fecha de caducidad”. Ahora sigue trabajando con niños, pero viviendo en su propia casa, con la libertad que ello supone.

Su día a día, explica, además del trabajo, se basa en sus clases de inglés por las mañanas, en hacer deporte y en salir a tomar “alguna que otra cerveza”. Conchi afirma que le encanta conocer gente, algo que su vida en Dublín le proporciona con facilidad en lo que ella llama su “familia dublinesa”.

“Me encanta que sea tan dispersa y de tantos sitios diferentes, la locura que se forma cuando nos juntamos hablando cada uno su idioma, poder salir cualquier día con cualquier persona aunque no sea tu amigo cercano, los viajes... Y no cambio mi discoteca favorita por nada”, destaca de la ciudad. Esto, sumado a las personas que ha conocido, son detalles que han hecho que Dublín se convierta en “mi ciudad” y en una gran experiencia.

Y aunque en un principio el viaje iba a durar solo unos meses, va para largo. Y es que, Conchi cree que aún le queda mucho por conocer allí y muchos años para volver. Eso sí, sigue echando de menos Salamanca, en especial, los domingos de paella, la siesta, a sus padres y su hermano, la comida de su madre o tomar unos pinchos con su padre. También a sus amigas de siempre y a su familia.

Sin embargo, “hoy por hoy y de momento mi vida esta aquí. No sé cuánto tiempo más, con altos y bajos, pero mi felicidad está aquí y quiero seguir viviendo esta aventura. Salamanca siempre me recibe con los brazos abiertos”.

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