La efectividad de la vacuna para prevenir la infección grave ronda el 97%

La investigación concluye que la efectividad vacunal tras la administración de la pauta completa de la vacuna de Pfizer es del 91,7% --de 12 a 120 días después de su administración--) y aumenta hasta el 95,5% para la vacuna de Moderna

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Dosis vacuna Moderna. EP
Dosis vacuna Moderna. EP

La efectividad de la vacuna contra la covid-19 para la prevención de la infección grave ronda el 97%, según concluye un estudio realizado en profesionales sanitarios desarrollado hasta julio de 2021 en el marco del programa ProVaVac.

Así, lo ha señalado el investigador del Instituto de Investigación Sanitaria y Biomédica de Alicante (Isabial) y facultativo en servicio de Medicina Preventiva Hospital General Universitario, el doctor Balmis Pablo Chico, durante una jornada sobre el presente y el futuro de los programas de vacunación en la Comunitat Valenciana, celebrada en la sede de la Dirección General de Salud Pública, según han informado fuentes de la Generalitat.

En concreto, la investigación concluye que la efectividad vacunal tras la administración de la pauta completa de la vacuna de Pfizer es del 91,7% --de 12 a 120 días después de su administración--) y aumenta hasta el 95,5% para la vacuna de Moderna. De este modo, la efectividad global para la prevención de infección grave es del 96,8%.

Por su parte, el jefe de sección de programas de vacunación de la Dirección General de Salud Pública y Adicciones, Eliseo Pastor Villalba, ha desgranado cómo se fraguó y monitorizó la estrategia nacional de vacunación y ha expuesto los principales resultados de la campaña de vacunación frente al SARS-CoV2, que con una cobertura del 99,6% en los y las profesionales que trabajan en Sanidad no tiene precedentes en la Comunitat Valenciana.

Pastor se ha referido, así mismo, al proyecto impulsado por el Ministerio de Sanidad para crear un registro de vacunación que recoja el historial y las coberturas vacunales de los ciudadanos en toda España. La iniciativa busca mejorar la comunicación de datos entre comunidades autónomas, la farmacovigilancia de efectos adversos, el seguimiento de la efectividad de las vacunas y el control de las coberturas.

La jornada tiene lugar en el marco de la Semana Europea de Vacunación, una iniciativa de la Región Europea de la OMS que destaca la relevancia de la vacunación para prevenir ciertas enfermedades infecciosas y conmemora los éxitos alcanzados con los programas de vacunación en materia de promoción de la salud.

La cita ha acogido así mismo una mesa de debate en torno a la transversalidad en el abordaje de las campañas de vacunación, que permite conocer y poner en común las perspectivas de asistencia sanitaria de un Centro de Salud Pública, un servicio de Medicina Preventiva y una empresa generadora de salud.

Una segunda mesa de debate ha abordado la vacunación más allá de la COVID pero con la mirada puesta en aprovechar el conocimiento y la experiencia que ha conllevado la campaña de vacunación durante la pandemia.

La secretaria autonómica de Salud Pública y del Sistema Sanitario Público, Isaura Navarro, y la directora general de Salud Pública y Adicciones, Ofèlia Gimeno, han sido las encargadas de presentar y clausurar el acto.

SEMANA EUROPEA DE LA VACUNACIÓN

La Organización Mundial de la Salud promueve la Semana Europea de Vacunación para visibilizar la inmunización a lo largo de la vida como modelo sanitario que beneficia no solo a los individuos sino también a los sistemas de salud.

Alineado con esta apuesta, Javier Díez Domingo, responsable del Área de Investigación en Vacunas de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica (Fisabio), dependiente de la Conselleria de Sanidad, recuerda que la vacunación debe abordarse como un proceso a lo largo de toda la vida y que el cumplimiento del calendario vacunal es el punto de partida.

Uno de los argumentos que explica la importancia de entender la vacunación como un proceso a lo largo de la vida es la protección interconectada que ofrecen algunas vacunas. Es el caso de la vacuna de la tosferina, que se administra a la embarazada para proteger al bebé.

Los datos de la Comunitat Valenciana reflejan que vacunando a la madre se consigue un 90% de efectividad evitando la enfermedad en el recién nacido. Ocurre lo mismo con la vacuna de la gripe, en la que además de proteger al bebé, también se protege a la mujer embarazada, que presenta mayor riesgo frente al grupo de mujeres no embarazadas.

Otra de las razones que apoyan la idea de la vacunación como un concepto global a lo largo de la vida es la desprotección de las personas inmunocomprometidas frente a infecciones cruzadas. Es el caso de las personas con diabetes o con EPOC, enfermedad pulmonar obstructiva crónica quienes por el tipo de medicación y/o tener las defensas más bajas son más propensas a padecer neumonía, gripe, herpes zóster, y cuadros más graves de estos. Por ello, las vacunas en estos colectivos podrían mejorar su calidad de vida.

También la resistencia antibiótica es un reto al que se puede hacer frente con una aproximación de la vacunación a lo largo de la vida. En este sentido, existen vacunas como las del neumococo o las de haemophilus influenza tipo b que han probado reducir la resistencia antimicrobiana.

Así, las propias vacunas de la gripe disminuyen la probabilidad de infecciones bacterianas secundarias que pueden causar neumonía o otitis media. Además, hay varias vacunas en este aspecto en fases de desarrollo avanzadas como las de Clostridium C difficile, Staphylococcus aureus o Escherichia Coli.

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