Entre arena y pirámides

Recorremos el Egipto de las pirámides de la mano de dos grandes conocedores de sus enigmas en una nueva serie de Crónicas Atlantes

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Que potente es el imán que tiene el Antiguo Egipto, que basta con escribir unas líneas, o dedicar unos minutos de programas de radio o televisión, para que se activen las alarmas de la curiosidad. Sin duda alguna se trata de uno de los mayores iconos en lo referido a los grandes enigmas de la humanidad, y se convierte en seductora la idea de poder imaginarnos en el interior de la gran pirámide o bajo los enormes pies de la esfinge. España puede presumir de tener alguno de los más grandes conocedores de las culturas del Antiguo Egipto y toda la información que generan los descubrimientos más recientes. Esta semana recupero de mi hemeroteca/fonoteca particular, algunos extractos de conversaciones mantenidas con dos de estos grandes investigadores; El periodista y escritor Nacho Ares, y el investigador y escritor Manuel José Delgado. Dejando caer algunas sencillas preguntas sobre el Egipto de los faraones, y las atrayentes pirámides, esto es lo que nos cuentan.

NACHO ARES

¿Qué tiene Egipto para que hayas dedicado la gran parte de tus trabajos a dar luz a las sombras de esa magna cultura?

-Me atrapó cuando era pequeño y no me ha soltado todavía. Si te soy sincero no sé lo que tiene pero atrapa a mucha gente. Es un lugar con un pasado y un presente alucinantes. Cada vez me interesa más el mundo musulmán, un plano que quieras o no choca frontalmente con la época faraónica. Todo ese conjunto, el contacto con la gente, los lugares, etc. convierten al país en un sitio muy atractivo. Si a ello le añadimos los misterios y las lagunas históricas que posee el resultado es extraordinario.

Aún no he estado en Egipto, cuéntame Nacho, ¿qué es lo que sentiste la primera vez que viste el Valle de los Reyes?

-No hacía mucho calor porque eran casi las 5 de la mañana de un mes de septiembre de 1991. Sí recuerdo la inmensa luz que desplegaba el sol en todo el valle. Recuerdo que había turistas pero no eran muchos. Visité las tumbas de Seti II, Ramsés VI y Ramsés IX. Había leído mucho sobre ese sitio pero hasta que no estás allí no te das cuenta de la grandiosidad de la necrópolis.

Las películas de Hollywood han dado de Egipto una imagen muchas veces lamentable. En ellas nunca faltan las temidas trampas letales que supuestamente colocaron allí para evitar las profanaciones. ¿Qué hay de cierto en todo esto?

-Las tumbas sí existieron realmente. Hay un clásico que es Tierra de faraones de 1955 con Joan Collins que está basada en sistemas de seguridad que sí se dieron en tumbas de Egipto. La seguridad fue una gran preocupación para los egipcios que veían cómo los ladrones les desvalijaban las tumbas casi al poco de ser cerradas. Encontramos sistemas de lo más ingenuo y otros muy efectivos que han llegado cumpliendo su finalidad hasta nuestros días.

Viendo el nivel de desarrollo que tenía no solo la cultura egipcia sino otras como la maya o la china, ¿sería osado afirmar que la especie humana ha involucionado o se trata de una serie de periodos cíclicos?

-No creo que haya involución. Es cierto que contaban con cosas excepcionales pero en otras muchas era unos verdaderos “primitivos” con todas las comillas del mundo. Yo prefiero vivir en el siglo XXI que no en la época de Tutankhamón. La inseguridad debía de ser terrible, el peligro de las enfermedades. Piensa que la esperanza de vida no superaba los 35-40 años. Con eso ya digo casi todo.

Qué lugar concreto del Egipto profundo (si se me permite la expresión) te ha cautivado más y por qué?

-Hay muchos, pero la localidad de El Bawiti en Bahariya me encantó. No obstante, prefiero mi barrio de El Cairo en donde suelo vivir, alejado de las zonas de hoteles. La gente me conoce y es muy agradable convivir con ellos, comprar en los mismos sitios, etc.

Es inevitable preguntarte por la relación “extraterrestre” con la cultura egipcia. Algunos investigadores no han dudado en afirmar que algunas representaciones que aparecen reflejadas en tumbas del Valle de Los Reyes como por ejemplo en la de Ramsés VI tienen un claro mensaje de contenido alienígena. ¿Qué opinión te merecen estos planteamientos?

-No hay ninguna relación entre los extraterrestres y el antiguo Egipto más allá de los avistamientos que pudieran tener y que hoy pudieran ser identificados como tales. Las imágenes que dices de Ramsés VI tienen su perfecta explicación en el mundo de la mitología egipcia y quien dice lo contrario no se ha molestado en leer los textos egipcios ni por asomo. Hay mucho ignorante en este sentido.

¿Qué es más rentable para el gobierno egipcio, ofrecer la imagen del “Egipto esotérico o la del Egipto cultural?

-Los dos son similares. Hay mucha gente que viaja en busca de sus orígenes, rituales en los monumentos, etc. Pero es mucho también el turismo cultural tradicional. Lo curioso es que en ocasiones se complementan.


MANUEL JOSÉ DELGADO

¿Tiene Egipto aún capacidad para sorprender?

-La Gran Pirámide es el único monumento que queda en pie de las antiguas 7 maravillas del mundo. Es la obra más visitada desde la más remota antigüedad por turistas e investigadores. Y todavía nadie ha resuelto las preguntas que plantea. Ni siquiera sabemos quién la construyó, ni cuándo, ni para qué. Lo sorprendente es que haya gente que no se sorprenda en Egipto.

¿Consideras que la divulgación de los expedientes concernientes al antiguo Egipto de algún modo se ha prostituido?

-Más que prostituirse se ha inventado. La egiptología es una rama muy nueva de la Historia, la inventaron los franceses que acompañaron a las tropas de Napoleón. Y desde el inicio de aquellos incipientes se adoptaron dogmas que se han perpetuado. Mucha de la historia de Egipto está novelada porque los autores han supuesto e imaginado más cosas de las que han estudiado. Y es una pena, pues precisamente es en las lagunas de conocimiento donde se esconde el espíritu de una civilización que hizo sencillas las grandes cosas, y que trabajaron con la ciencia y la magia en las criptas más secretas de los templos, en unas liturgias que afectaban de igual forma al cuerpo, a la mente y al espíritu, con resultados increíbles. Y eso, nos lo estamos perdiendo.

Muchos años realizando viajes a Egipto, ¿vive el pueblo egipcio de espalda a su historia?

-Hay de todo. A mí me gustaría saber cuántos madrileños no han visitado el Museo del Prado, o cuántos españoles viajan a París o a Londres sin visitar el Louvre o el British. Egipto es un pueblo muy culto y amante de sus monumentos. Por un lado siempre ha habido ladrones y violadores de tumbas, incluso actualmente se ha descubierto parte de la mafia que controla los yacimientos. Pero durante la revolución llamada de la primavera verde de hace dos años, o durante los meses de junio y julio pasados, en plena efervescencia política, los egipcios realizaron cadenas humanas que rodeaban los templos para que algunos exaltados no hicieran daño a su patrimonio. No resulta raro ver colegios de visita en todas las áreas arqueológicas, y eso genera el amor por su pasado.

¿Cuánto queda de la forma de ser de los antiguos egipcios en la sociedad egipcia actual?

-Pues la misma proporción que queda en cualquier cultura, incluso la occidental. Antiguamente no tenían televisión, ni internet, ni fútbol, y eso hoy en día resulta impensable y cuesta meterse en la piel de aquellos que vivieron hace 5000 años, en Egipto o en Altamira. La mayor diferencia del egipcio actual con el antiguo yo creo que es la inmediatez en conseguir sus intereses, y la forma individual de conseguirlo o repartirlo entre los suyos. En época faraónica los objetivos eran colectivos y la riqueza se repartía de una forma más generalizada. Pero quizás por la herencia faraónica el egipcio actual traduce su Corán de una forma distinta a otros países árabes, una interpretación que les proporciona progreso y libertad, algo que no quieren perder cuando los fundamentalistas nacionales o internacionales atentan contra esos principios intelectuales y espirituales.

¿De dónde te viene esa pasión –devoción diría yo- por la búsqueda de las huellas del antiguo Egipto?

-Yo creo que del niño que llevo dentro. Es un niño que todos tenemos dentro y sacamos a pasear en contadas ocasiones. Ese niño no se plantea el mundo del trabajo, sino el mundo del juego, y como tal yo me planteo mis investigaciones. Yo en Egipto juego, me tiro al suelo, me escondo, busco pistas y comparto con otros niños la aventura y la fantasía. Luego, claro, viene el adulto e intenta poner todo en orden, pero no todo puede ordenarse. Siempre quedan piezas del puzle sin colocar y hace lo posible para que el tablero sea más grande y existan más piezas para la próxima partida.

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