El drama para el que no hay vacuna: más de 9.000 salmantinos buscan comida en las colas del hambre

Más de un año después del inicio de la pandemia, se mantiene la cifra de personas a las que las entidades sociales reparten alimentos

Una imagen habitual en el último año a las puertas del Comedor de los Pobres
Una imagen habitual en el último año a las puertas del Comedor de los Pobres

Más de un año después, nada ha cambiado; las filas de personas que esperan pacientemente a recibir alimentos en las puertas de entidades y organizaciones sociales siguen formando parte del paisaje salmantino. La vacunación contra la COVID-19 avanza, pero no se ha encontrado aún una ‘vacuna’ para paliar esas ‘colas del hambre’, de las que muy poco se habla, y evitar que a día de hoy más de 9.000 personas en Salamanca necesiten ayuda para poder comer.

La crisis económica causada por la pandemia de la COVID ha provocado un nuevo perfil de los salmantinos que buscan alimentos. Así, a las personas vulnerables que ya había antes de la pandemia, se han sumado los que ahora no tienen recursos, porque se han quedado sin ingresos al perder su trabajo o se le ha acabado la prestación o no tienen derecho al IMV, etc.

Son en su mayoría familias consideradas de clase media que se han visto abocadas a buscar comida acudiendo a comedores sociales o al reparto de alimentos en alguna ONG.

Familias que pueden ser cualquiera y que se han unido a las ya habituales en estas ‘colas del hambre’, que en su mayoría eran personas inmigrantes.

Son 1.800 las ‘nuevas’ personas que se han añadido a esas ‘colas’ desde que se inició la pandemia. Y ahí siguen, más de un año después.

En los últimos meses, hay cierta estabilidad en los salmantinos vulnerables. Estabilidad porque la cifra se va manteniendo; “no ha bajado, de momento, pero actualmente no se está ampliando a mucha gente más”, señala Godofredo García, presidente del Banco de Alimentos de Salamanca. Quizás, añade, porque “hay gente que va empezando a trabajar algo”.

En este momento, el Banco de Alimentos de Salamanca reparte comida, a través de distintas entidades sociales, a más de 9.000 personas, “algo más que el año pasado”, según los datos de García.

 Uno de los almacenes del Banco de Alimentos
Uno de los almacenes del Banco de Alimentos

Godofredo García recuerda que, en 2020, antes de la pandemia de la COVID-19, el Banco empezó el año con 7.200 personas atendidas, con las que llevamos trabajando tiempo”. Pero “luego vino la avalancha y se apuntaron 1.800”, que son a las que realmente les está afectando la crisis económica, y “ahí se han quedado”.

9.000 personas que dejarán de buscar alimentos hasta que encuentren un empleo; “siempre ha sido así, si alguna persona tiene trabajo, deja de acudir al Banco, como es lógico”. Su salida no será fácil, al menos a corto plazo, según estima García, ya que apunta que, tal y como está la situación, “se mantendrán durante algún tiempo”, aunque, al menos, considera positivo que “no suban”.

El Banco de Alimentos repartirá cerca de dos millones de kilos de productos

El Banco salmantino repartió durante el año 2020 cerca de dos millones de kilos de alimentos y este año estima que se alcanzará la misma cifra.

No habrá escasez, al menos de momento, ya que “gracias al éxito de la Gran Recogida”, que este año fue mediante donaciones en metálico, “tenemos dinero todavía para comprar alimentos”.

Hay “bien de productos, porque no dejan de llegar donaciones de empresas y cuando necesitemos alguno, tenemos todavía dinero para poder comprarlos”. En este sentido, “vamos bien”, aunque, asegura Godofredo García, que “siempre viene bien cualquier alimento que se aporte”, como la leche, por ejemplo.

Hasta fin de año, las perspectivas en este sentido son buenas, asegura, porque “la gente se mentaliza y sabe que tiene que echar una mano; hasta ahora no nos podemos quejar, estamos recibiendo donaciones y dinero, y gracias a eso estamos bien”.

El 'boom' de las ayudas "no se ha mantenido"

De esa falta de recuperación y de reducción de las ‘colas del hambre’ da buena fe el Comedor de los Pobres de Salamanca, una de las entidades que reparte productos del Banco de Alimentos y de las donaciones que les realizan empresas y particulares.

“Este año el nivel de personas que hemos atendido es igual o incluso más que el anterior”, afirma Rocío Ledesma, del Comedor de los Pobres de Salamanca.

La situación “no va mejor, más bien empeora”, porque “hubo gente que se recuperó porque salió los ERTE o que comenzó a trabajar, pero luego ya no, o que cierra la empresa, o que vive de los ahorros, pero no puede mantenerlo en el tiempo...”.

“No vemos signos de recuperación” de una situación que “parecía que tenía fecha de caducidad”, añade Ledesma.

Preparando el reparto en el Comedor de los Pobres de Salamanca
Preparando el reparto en el Comedor de los Pobres de Salamanca

Y es que el Comedor de los Pobres, además de dar entre 20-30 comidas diarias a las personas de la calle, a ‘los sintecho’, reparte diariamente 300 menús envasados en túper: primer plato, segundo plato y postre. La misma cifra que el año pasado. Además, una vez al mes, “cuando tenemos donaciones suficientes”, reparte un lote de alimentos “para las cenas y los fines de semana”.

La mayor parte de los que acuden al Comedor de los Pobres son familias. La crisis por la COVID ha añadido a “la gente que hemos tenido siempre en el Comedor yendo y viniendo, por trabajos eventuales”, otro perfil, “las personas que han llegado con la crisis, con más formación, con la casa embargada, con deudas…”.

Rocío Ledesma lamenta que “la gente trabajaba en cualquier cosa que les diera para vivir, pero esos trabajos ya no existen como antes”. Quizás ahora en verano, estima, descienda ligeramente el número de personas a las que atienden, pero “los trabajos son eventuales” y vuelven al Comedor.

Es “imposible llegar a más personas por capacidad que tenemos en la cocina y las instalaciones” y porque “el nivel de ayudas no es el mismo del año pasado”. Y es que, según Ledesma, “este año no llegamos al mismo nivel de ayudas; en 2020 todo el mundo se volcó y ese ‘boom’ de la pandemia’ no se mantiene en el tiempo”.

Sin embargo, añade, “vivimos de donativos y al final, la gente es solidaria y va dando cada día”, algo que agradece, porque “si no fuera por ellos” no podrían realizar esta gran labor solidaria.

Reparto en el Comedor de los Pobres
Reparto en el Comedor de los Pobres

Para proporcionar un menú diario a 300 personas y repartir los lotes mensuales, el Comedor de los Pobres tiene escasez de alimentos, “necesitamos de todos”. Además, la entidad desde el inicio de la pandemia tiene un gran coste económico para poder repartir comida, como los gastos en túper -dos mínimo por cada menú al día-, las máquinas envasadoras, los congeladores, etc.

Escasez de alimentos y poco nivel económico se añaden a la necesidad de contar con más voluntarios. Por eso, el Comedor de los Pobres pide ayuda para envasar y repartir comida. Su campaña se centra en un perfil joven, ya que “ahora tienen vacaciones”, para que pongan su granito de arena este verano “uno o dos días a la semana” de 09:00 a 14:00 horas “para cubrir el verano”.

Y es que la solidaridad de los ciudadanos es fundamental para que, ya que las ‘colas del hambre’ no desaparecen, al menos las personas vulnerables tengan para poder comer.

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