Mientras los salmantinos se quejan de la subida de la luz, la gasolina alcanza su precio más caro en siete años

Pese a que el precio del barril de crudo está más barato que por aquel entonces, tanto el aumento de los impuestos como del margen de ganancia de las compañías petroleras han provocado este aumento

Imagen de archivo de una gasolinera en la carretera de Zamora
Imagen de archivo de una gasolinera en la carretera de Zamora

Hace poco más de un año, los carburantes marcaban su precio más bajo en mucho tiempo. La poca demanda existente durante el confinamiento permitió a los salmantinos que usaban diésel repostar por menos de un euro el litro, mientras que el coste para los que tienen un vehículo de gasolina era de unos diez céntimos más por litro.

Sin embargo, la cosa ha cambiado en este 2021, cuando los precios de la gasolina se han disparado hasta alcanzar sus valores más altos en los últimos siete años. En los momentos de la redacción de esta noticia, el litro de diésel estaba en torno a 1,24 euros, mientras que el de gasolina ascendía a 1,39 euros. Esto supone un aumento respecto a hace un año de cerca de 25 céntimos.

Desde octubre de 2014 no resultaba a los salmantinos tan caro llenar el depósito, dándose además en un momento previo a las vacaciones de verano -época en la que siempre suben los precios- y justo cuando la demanda de carburantes comienza a repuntar tras el aumento de la movilidad tras la pandemia.

Además, coincide justamente con una de las mayores subidas de la historia del precio de la luz, por lo que los salmantinos han visto encarecer dos de los bienes que más consumen de manera automática poco antes de que comience, oficialmente, el verano.

¿A qué se debe la subida?

Lo curioso de esta subida de precio de los carburantes no se corresponde, como entre 2012 y 2014 -especialmente el primer año, cuando se alcanzó el precio récord de la gasolina o el diésel-, por la implementación del céntimo sanitario o por un aumento del precio de los barriles de petróleo, que, curiosamente, está en un precio inferior al de por aquel entonces.

De hecho, y como mejor ejemplo de esto, el barril de petróleo Brent (el de referencia en Europa) cotizó este pasado martes, 15 de junio, a 73,38$, lo que es equivalente con el tipo de conversión actual, a 60,52€; mientras que en octubre de 2014 el precio de cotización era de 87,43$, lo que equivalía a 68,99€. Unos meses antes, en junio de 2014, el precio era de 111,80$ o 82,25€. Si también sirve para continuar con el ejemplo, el precio máximo del barril de Brent se alcanzó en el 3 de julio de 2008, cuando costó 143,95$.

Eso sí, es cierto que el precio del barril de Brent se ha disparado en los últimos meses, aumentando su cotización un 76,86% en el último año, pasando de los 43,24$ o 37,72€ que costaba en julio de 2020 -de media- a su precio actual.

Por supuesto, este incremento del precio del barril es el factor fundamental para explicar la subida del coste de los carburantes en los últimos meses. Pero no es el único y, especialmente, no en comparación a hace siete años, ya que para ello hay que entender en qué se divide el precio de la gasolina y que explican las otras dos causas del aumento: los impuestos y las ganancias de las empresas petrolíferas.

¿Cuánto cuesta realmente la gasolina y el diésel?

No todo lo que se paga por la gasolina o el diésel es el precio del carburante así, ni muchísimo menos. En España, prácticamente la mitad del coste son impuestos que van destinados tanto al Estado como a las comunidades autónomas, tal y como se puede deducir de los precios del Boletín Petrolero de la Unión Europea, documento oficial donde se establecen los costes de los carburantes antes y después de impuestos.

En su última actualización, en la semana del 7 de junio de este 2021, el coste de 1.000 litros de gasolina 95 en España era de 1.358,64€ después de impuestos, mientras que antes de impuestos era de 680,15€. Es decir, que esos impuestos aumentan el precio casi en el doble (un 99,76%); en lo que al diésel respecta, el precio antes de impuestos es de 630,33€, mientras que después de los impuestos asciende a 1.221,29€, lo que supone un aumento del 93,75%.

Es decir, que prácticamente la mitad de lo que se paga por el diésel o la gasolina son impuestos, que se dividen en el IVA (fijado al 21% para los carburantes) y en el Impuesto Especial de Hidrocarburos (sumando el tipo general y el especial), que son, aproximadamente, 53 céntimos por litro en la gasolina y 47 céntimos por litro en el diésel.

Pero estos impuestos llevan sin subirse desde enero de 2019, ya que fue el último Gobierno de Rajoy en el que, en sus presupuestos de 2018, los unificó para toda España a partir del uno de enero del siguiente año. Es decir, sí que son una causa del aumento en comparación a 2014, pero no en los últimos meses.

Así, la otra causa de este aumento del precio es el margen de distribución bruto de las empresas petroleras. Es decir, el dinero que ganan las empresas que se encargan de vender los hidrocarburos, y que en los últimos meses también ha aumentado. De hecho, según datos publicados por la CNMC y recogidos por El Confidencial, en otoño de 2014, el margen bruto promedio para la gasolina 95 era de 17,1 céntimos de euro por litro, mientras que en 2021 este margen es de 22,2 céntimos de euros por litros. Es decir, que se ha dado un aumento del 30% en lo que al beneficio de las compañías se refiere y, además, es un beneficio superior al que tienen en otros países de la zona euro (unos 3,4 céntimos más).

No obstante, y pese a la subida, cabe destacar que España sigue teniendo, de media, un precio inferior de la gasolina y del diésel en comparación a países de su entorno. Así, salvo en los países del este de Europa, en nuestro país cuesta menos repostar que en casi todo el Continente, especialmente si lo comparamos con Portugal, Francia, Italia, Alemania, Países Bajos, Dinamarca, Grecia o incluso Reino Unido.

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