Por qué no es una buena idea financiar grandes gastos con una tarjeta ‘revolving’

Imaginemos que tenemos una tarjeta de crédito con un interés del 25 % TIN que utilizamos para comprar un electrodoméstico de 3.000 euros y devolver su importe en cuotas de 75 euros. En este caso, tardaríamos más de siete años en saldar nuestra deuda y tendríamos que reembolsar un total de 6.517,37 euros, es decir, más del doble del crédito dispuesto
 

 Las tarjetas dejan de ser el ojito derecho de los bancos
Las tarjetas dejan de ser el ojito derecho de los bancos

Prácticamente todo el mundo conoce cuáles son las ventajas de las tarjetas de crédito: dinero instantáneo para realizar compras, devolución del crédito usado al mes siguiente o en varios plazos, descuentos en varios establecimientos… Sin embargo, sus riesgos son a veces pasados por alto, especialmente por aquellos consumidores que, seducidos por su comodidad, deciden financiar grandes gastos con estos plásticos y devuelven el dinero en pequeñas cuotas, algo totalmente desaconsejable según el comparador de tarjetas HelpMyCash.com.

A diferencia de la modalidad de pago a fin de mes, con la que se devuelve todo el crédito dispuesto de golpe sin pagar intereses, cuando se reembolsa lo gastado con la tarjeta en cuotas mensuales se aplica un tipo de interés elevado, que puede superar en ocasiones el 25 % TIN. Además, como apuntan desde HelpMyCash.com, la mensualidad que abonan muchos usuarios de tarjetas revolving es muy reducida, lo que alarga considerablemente el plazo y, en consecuencia, encarece todavía más la financiación. 

Con un ejemplo es más sencillo ver por qué no es una buena idea financiar grandes compras con una tarjeta revolving. Imaginemos que tenemos una tarjeta de crédito con un interés del 25 % TIN que utilizamos para comprar un electrodoméstico de 3.000 euros y devolver su importe en cuotas de 75 euros. En este caso, tardaríamos más de siete años en saldar nuestra deuda y tendríamos que reembolsar un total de 6.517,37 euros, es decir, más del doble del crédito dispuesto. 

Como vemos, gastar mucho dinero con una tarjeta revolving puede salir muy caro, especialmente si se reembolsa en cuotas reducidas. Por ello, si queremos financiar un gran gasto, es mejor que contratemos un préstamo personal, puesto que el precio de estos productos es mucho más bajo (su TAE media es de aproximadamente el 8 % según los últimos datos del Banco de España). 

En cambio, las tarjetas de crédito sí son un buen instrumento para financiar compras más pequeñas, sobre todo si se usa la modalidad de pago a fin de mes (sin intereses) o se abona una mensualidad relativamente alta. Además, estos productos suelen incluir descuentos muy atractivos que nos ayudarán a ahorrar un buen pellizco de dinero cada mes, así como seguros gratuitos de asistencia en viajes, de accidentes o de protección de compras, entre otros. 

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