La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ofrece una serie de consejos para elegir el mejor pan. Tal y como explican, el pan fresco no suele llevar etiqueta de ningún tipo. Por lo tanto, para elegirlo no podemos basarnos en sus ingredientes, sino que debemos fiarnos de nuestros sentidos.

Para empezar, fíjate en el aspecto: la corteza debe estar bien formada y tostada por igual. Si es demasiado fina, el pan se endurecerá antes. No debe presentar zonas quemadas ni burbujas en la corteza.

El aroma debe ser agradable, a tostado y un poco acético (a vinagre) por la levadura.

La textura será crujiente sin exagerar y la miga debe tener la consistencia, compacta o ligera, que corresponda según el tipo de pan. Las grandes burbujas dentro de la miga se consideran defectos.

El sabor típico del pan es equilibrado, entre dulce y salado, lo que permite combinarlo con muchos alimentos distintos.

Si quieres adecuarlo al tipo de comida, se recomiendan panes crujientes (picos, ochos o colines) y tortas finas y aplastadas para el aperitivo; panes de miga abierta para acompañar embutidos y quesos, panes integrales o de tipo gallego para verduras; pan de barra para el pescado; y candeal para la carne.

Guárdalo en una bolsa de tela o papel que permita la entrada de aire, nunca en plástico o papel de aluminio.

No metas el pan en la nevera, el frío afecta al almidón y endurece el pan.

Los mejores panes para congelar son los de corteza gruesa, chapata, candeal y, también, los tipo gallego o payés. Es decir, mejor los panes grandes que las baguetes finas.

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