Los nuevos seminaristas en Salamanca: dos vidas vinculadas desde la infancia a sus parroquias

Ambos reconocen haber estado muy unidos durante toda su vida a la vida religiosa desde sus respectivos pueblos, donde despertó finalmente su vocación sacerdotal

 Alfonso y Ciriaco seminaristas salamanca
Alfonso y Ciriaco seminaristas salamanca

Actualmente, el Seminario de Salamanca acoge entre sus paredes a dos seminaristas: Ciriaco García y Alfonso Hernández, de 31 y 33 años, que proceden de los municipios salmantinos Tordillos y Cantalapiedra, respectivamente. Ambos, que rechazaron conceder una entrevista a SALAMANCA24HORAS, reconocen haber tenido una trayectoria muy similar, ligada a la Diócesis y a sus parroquias desde pequeños, tal y como detallan en diversas entrevistas a la revista ‘Comunidad’ de la Diócesis de Salamanca.

Ciriaco García, por su parte, entró con 27 años al Seminario, y actualmente estudia cuarto curso. Explica que entró en el Seminario después de hacer una carrera, aunque siempre ha estado muy vinculado a la Diócesis y a una parroquia. De hecho, aclara que desde niño participaba de forma activa en la parroquia acudiendo a los encuentros de monaguillos, por lo que cuando finalmente se despertó su vocación sacerdotal no le sorprendió a su círculo más cercano: “La frase que más me repitieron fue que mucho había tardado”.

Relata además a la revista ‘Comunidad’ que la primera motivación de la vocación a lo largo de su vida de fe “ha sido siempre la búsqueda de la voluntad de Dios, de saber lo que me pide desde la oración, desde el encuentro personal con Cristo, pero siempre acompañado de la comunidad, de la parroquia de mi pueblo, de los sacerdotes del arciprestazgo, de la familia y los amigos, ya que a través de ellos el Señor se ha hecho y se hace presente para ir descubriendo la vocación a ser apóstol de Cristo”.

Por su parte, Alfonso Hernández explica que esa motivación fue la llamada personal que le hizo el Señor “para que dejara mis proyectos personales para acoger Su proyecto. Si Jesús te ha llamado, y no le escuchas, te engañas a ti mismo nunca serás feliz”.

En su caso también procede del mundo rural, en el que vivió su fe en la parroquia y en el Grupo de Jóvenes del Arciprestazgo de Peñaranda. Así, asegura que tras discernir la vocación al sacerdocio y hablar con el obispo, Don Carlos López, fueron enviados al Teologado de Ávila, que se encuentra en Salamanca, donde residen desde el año 2015.

La vida en el Teologado de Ávila

Describe el Seminario como “el lugar donde los seminaristas nos formamos para, si Dios quiere, ser sacerdotes, sirviendo al Pueblo de Dios para llevar el pan de la Palabra y de la Mesa”.

Manifiesta que “el día a día en el Seminario es muy intenso, no paramos desde que nos levantamos: oración personal y comunitaria, clases en la Universidad Pontificia, formaciones en el Teologado, deporte comunitario, tareas pastorales los fines de semana en Carbajosa de la Sagrada, tertulias comunitarias, revisión de vida, encuentro con los formadores, teniendo como centro la celebración de la Eucaristía”.

Así, Hernández detalla que lo que más tiempo les lleva es la formación, ya que pasan las mañanas estudiando Teología en la Pontificia, y las tardes realizando trabajos de clase en el Teologado, además de otras formaciones comunitarias. Sin embargo, a pesar de toda la actividad, afirma sentirse muy satisfecho “porque sabes que no lo haces por tus intereses sino por lo que te pide Jesús y la Iglesia. Todo esto se sostiene desde el encuentro personal con Jesús, desde la oración, donde nos da su fuerza, y también las oraciones que muchos de vosotros hacéis pidiendo por el Seminario”, resalta.

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