El pago con tarjeta llega a los cepillos de tres iglesias salmantinas

Por el momento está implantado en las iglesias de La Purísima, San Sebastián y San Martín. El objetivo es ayudar a sufragar el mantenimiento de las obras de arte y el patrimonio de los templos a través de los donativos de los turistas, que en algunas ocasiones se encuentran con el impedimento del cambio de moneda para pagar en efectivo

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Desde el pasado 13 de agosto las iglesias de La Purísima, San Sebastián y San Martín cuentan con un TPV en el interior de los templos para el pago con tarjeta. El funcionamiento es rápido y sencillo: a la hora de hacer un donativo se puede seleccionar entre 5, 10, 15 o 19 euros y se paga a través de contactless, es decir, se coloca la tarjeta, el móvil o el smartwatch y la transferencia está hecha sin la necesidad de introducir el pin.

Se trata de una prueba piloto que ya funciona en iglesias de otras ciudades, como en Madrid, Bilbao o Valladolid. En el caso de Salamanca se ha implantado en las iglesias de la Unidad Pastoral del Centro, tal y como explica a SALAMANCA24HORAS uno de sus párrocos, Policarpo Díaz. Sin embargo, este nuevo método no va en detrimento del cepillo tradicional en efectivo, que se mantiene, de hecho, las monedas se pueden depositar justo al lado del TPV.

El mantenimiento de los templos

El método está pensado para el turismo: “Si viene un filipino, un chino o un japonés nos da una moneda de su país. Tenemos un cajón de monedas extranjeras. Es más sencillo poner la tarjeta y ya está”. El párroco explica que visitar estas iglesias es gratis, sin embargo, “una iglesia hay que mantenerla y eso cuesta mucho”.

“Cuando decimos mantenerla no nos referimos al día a día de la evangelización, que en eso los feligreses son muy generosos. Nos referimos a los tejados, la restauración de una imagen, una talla, un retablo, un cuadro, un mármol… Todo eso es absolutamente caro”, afirma. Policarpo Díaz detalla que “si pusiéramos una entrada de 5 euros, con el flujo de gente que hay en estas iglesias, sacaríamos mucho dinero, pero nos negamos a poner entrada en iglesias, porque la gente puede venir de turismo o puede venir a rezar. No puedes cobrar por rezar”. El donativo, añade, tiene que ser voluntario, entendiendo que es necesario para que estas iglesias puedan seguir abiertas.

Sobre la generosidad de la gente, Policarpo Díaz considera que los feligreses son muy generosos: “La persona que verdaderamente está insertada en la vida parroquial, que se siente miembro de la parroquia, son muy generosos. La gente da incluso muchas veces más de lo que puede”.

Los donativos, que se hacen a través de cuotas, donativos eventuales y ocasionales, en mano, transferencias periódicas a la parroquia o en el cepillo de los domingos, cubren los gastos ordinarios del día a día: el material de la evangelización, las fotocopias, la limpieza o los suministros básicos.

Sin embargo, otra cosa es el turismo: “El turista sensible, amante del arte y creyente sí se preocupa de dejarte un donativo humilde por pasar una hora disfrutando de las tablas de Ribera y de los mejores artistas italianos del siglo XVII. Pero al turista normal y corriente le interesa muy poco”.

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“En la iglesia no puede haber tarifas, es un error que las haya”

Policarpo Díaz entiende que pueda haber críticas hacia este nuevo sistema de recaudación de dinero, especialmente por parte de las personas que piensen que la única intención es ganar dinero. “Es injusto porque no hay institución más generosa que la iglesia. Tenemos un mandato de Jesucristo: dar gratis lo que habéis recibido gratis”.

Por eso, el párroco se muestra tajante en cuanto a cobrar por los servicios religiosos: “En la iglesia no puede haber tarifas, es un error que las haya. Ni por bautismos, ni por bodas, ni por funerales ni por misas. Cuando me preguntan qué me deben por la misa me hace daño, porque la misa, además de gratuita es impagable”.

Así, resalta el beneficio de este cepillo digital, que permite que “si la persona considera que lo que ha visto le ha merecido la pena lo suficiente como para meterse la mano en el bolsillo y sacar una moneda, un billete o una tarjeta, es libre”. Añade que “sepa que este donativo que usted va a dar no va a beneficiar las arcas del cura, no va a beneficiar las arcas de una institución falsamente gigantesca llamada iglesia, sino que va a servir para aportar un granito de arena en el sostenimiento y mantenimiento de estas obras de arte”.

La conservación de las iglesias salmantinas

Policarpo Díaz detalla que en estas iglesias de la Unidad Pastoral del Centro se recaudan en torno a 15.000 euros al año de donativos del turismo. Sin embargo, es consciente de que la localización en pleno centro de la ciudad es clave en esa recaudación, cosa que no ocurre en las iglesias del alfoz.

“En esos barrios hay muchísimos matrimonios jóvenes con hipoteca y que ya han nacido en otra cultura, no en la de la cuota parroquial, sino en la  cultura del donativo eventual”, algo que afecta especialmente a esas culturas que en invierno necesitan calentar los numerosos locales que tienen.

“Estas parroquias del centro no tenemos tanto problema. No es que nademos en la abundancia, pero tenemos menos problema porque tenemos muchas más oportunidades, porque la feligresía está más concienciada, es más mayor y hemos recogido una campaña muy bien hecha de colaboración económica con la iglesia que hicieron nuestros antecesores. Pero es verdad que vamos a tener problema cuando la gente mayor vaya desapareciendo, porque la nueva generación no viene con esa cultura. No es que sean tacaños o no sean generosos, es que no tienen esta cultura dentro, y aparte están todos hipotecados hasta las cejas”, concluye el párroco.

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