​La “pillería” que ha detectado la Policía de Salamanca entre los jóvenes con denuncias por saltarse las medidas sanitarias

Durante el pasado fin de semana, cerca de 30 personas fueron multadas en la capital salmantina por no cumplir con las restricciones impuestas para combatir la pandemia

 Policía local (2)
Policía local (2)

Cada fin de semana se repiten en Salamanca los partes remitidos por la Policía Nacional y Local en los que se detallan las denuncias e intervenciones motivadas por personas que no respetan las medidas sanitarias para contener la expansión del coronavirus.

Los incumplimientos por botellones, fiestas en el interior de viviendas, mal uso de la mascarilla o por no respetar el toque de queda establecido no cesan, con números que incluso aumentan con el paso del tiempo desde la entrada en vigor de estas restricciones.

El último fin de semana, la Policía Local de Salamanca llegó a detener a un hombre que caminaba ebrio por la calle de madrugada, sin mascarilla, y que se negó a identificarse ante los agentes. Durante el viernes y el sábado, cerca de 30 personas fueron multadas en la capital salmantina por no cumplir con las restricciones impuestas para combatir la pandemia.

Una de las sanciones más repetidas es la que se tramita por la celebración de fiestas en pisos en las que, además del exceso de ruido, suele sobrepasarse el máximo de seis personas permitido para las reuniones. Precisamente, ante la proliferación de este tipo de denuncias, los jóvenes multados en Salamanca tratan de que el incumplimiento no llegue a ser conocido por sus padres o, incluso, por la universidad en la que estudian.

Para intentarlo, según ha podido saber SALAMANCA24HORAS, algunos de ellos se dirigen hasta la Comisaría de la Policía Local de Salamanca para solicitar que la notificación de la sanción no llegue al domicilio en el que están empadronados, que suele coincidir con el que habitan sus progenitores. No sucede lo mismo en las dependencias de la Policía Nacional, donde no han notado esta tendencia debido, probablemente, a que a este cuerpo no le corresponde acudir a las llamadas de los vecinos por exceso de ruido en el interior de viviendas.

No obstante, la respuesta que obtienen los jóvenes sancionados que prueban esta “pillería” es rotunda: la denuncia llegará hasta el buzón de la vivienda en la que figuren empadronados y sus padres, a menos que se les adelanten en la recogida de la correspondencia, se enterarán de la sanción.

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