Profesores de Secundaria rechazan que se convierta a los tutores en repartidores de libros

La asociación Aspes-CL rechaza tajantemente la intención de la Consejería de Educación y estudiará la legalidad del programa Releo Plus 

 Profesores de Secundaria rechazan que se convierta a los tutores en repartidores de libros
Profesores de Secundaria rechazan que se convierta a los tutores en repartidores de libros

La Asociación de Profesores de Secundaria Aspes-CL quiere hacer público su rechazo frontal al contenido de la Orden EDU/185/2017, de 15 de marzo, de gestión de libros de texto Releo Plus, que establece otro incremento de tareas no docentes para los profesores tutores de ESO. Según explica, se sustancia en la obligación de gestionar y repartir los libros de texto que se ofrecerán a los alumnos participantes. 

“Con la imposición abusiva de esta nueva carga, se puede afirmar, sin temor a equivocación, que algunos profesores hemos dejado definitivamente de serlo, puesto que las tareas no docentes asignadas al profesor tutor ya superan con creces las que debería desempeñar en tanto que docente. Resulta evidente que la Administración educativa no nos considera profesionales cualificados, sino empleados para todo”, afirma Aspes.

Por eso, denuncia además de la reiteración en el intento por adjudicarles actividades no docentes que no les corresponden, “la forma autoritaria con que estas asignaciones de nuevas funciones tienen lugar: según la normativa propia de la Función Pública, cualquier nueva competencia que se asigne a un funcionario debería ser regulada mediante la vía adecuada, que no es otra que la negociación directa con los representantes sindicales correspondientes. Lo contario, es decir, lo que se está imponiendo mediante esta Orden (y otras similares), no es más que un ejercicio de autoritarismo laboral, que no sólo nos degrada como profesionales cualificados, sino que además contraviene por completo las condiciones con las que accedimos a nuestros puestos de trabajo y arbitrariamente nos adjudica funciones que no se recogen en la normativa que las regula”.

Añade Aspes que, “para mayor escarnio, el verdadero trasfondo político-ideológico que parece sustentar este tipo de programas -y las despóticas decisiones que, derivadas de los mismos, terminan empeorando nuestras condiciones laborales- no es otro que un sonrojante ejercicio de populismo social, en el caso que nos ocupa, libros de texto gratis para conseguir votos a cambio. De ninguna manera podemos los profesionales docentes aceptar que una burda estratagema política suponga un incremento de nuestras funciones para convertirnos en meros libreros. Eso es algo totalmente inaceptable e impropio del siglo que vivimos”. 

Por tanto, a modo de propuesta constructiva, los profesores de Secundaria sugieren a la Consejería de Educación que, si su intención es que los centros docentes se conviertan en almacenes o librerías donde se clasifiquen y repartan libros de texto, “pues que entonces estudien opciones mucho mejores que la que se propone en la orden, como por ejemplo, que los sesudos autores de tan descabellada idea den un paso al frente y se pongan ellos mismos a repartir los libros (lo cual sería, sin duda, una foto estupenda para pedir votos después), o bien que se contrate, entre la ingente reata de parados, a personal adecuado para dicha tarea. Siquiera porque los profesores no somos repartidores de libros”.

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