De nada parecen servir las advertencias de que, si no controlamos nuestros actos, nos veremos abocados a una cuarta ola. Un mantra repetido hasta la saciedad por políticos y sanitarios que no termina de calar entre muchos estratos de la población.
Quizá esta sea la única manera de explicar el descontrol que se ha sucedido en Salamanca en la noche de este pasado viernes y en la madrugada de este pasado sábado, tiempo en el que la Policía Local ha multado a 95 personas por diferentes fiestas en domicilios.
Hay que recordar que, con motivo del puente de San José -que no es festivo en Castilla y León pero sí en regiones vecinas, como Madrid-, las comunidades autónomas fijaron que el máximo de personas que podrían reunirse en espacios privados, como domicilios, era de cuatro (no convivientes).
Sea como fuere, se trata de un número elevadísimo que además se da poco antes de que muchos estudiantes universitarios se marchen a sus respectivas casas con motivo de las vacaciones de Semana Santa, por lo que los efectos en unos días pueden llegar a ser devastadores.
A esas 95 sanciones hay que sumarle otras 30 denuncias por incumplir el toque de queda. Si bien ya son casi seis meses los que llevamos con una restricción horaria fijada entre las 22 y las 06 horas -obviando ese mes en el que el toque de queda comenzó a las 20 horas, algo determinado ilegal por el Tribunal Supremo-, hay personas que todavía insisten en incumplirlo.
Por último, hay que sumar 31 multas por no usar la mascarilla. De hecho, en un principio sólo se informó de estas sanciones, catalogando la noche del viernes como tranquila. Sin embargo, la corrección en los datos facilitados por fuentes municipales a este diario ha motivado la modificación de la noticia, puesto que la noche fue todo lo contrario a calmada.
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