El Centro Documental de la Memoria Histórica acogió durante la tarde de este miércoles la presentación del libro “No matarás. Memoria Civil”, un trabajo de Eduardo Ranz Alonso en el que se analiza los primeros procesos legales sobre memoria histórica desde el año 2012, cinco años después de que la ley entrara en vigor.
En esta obra Ranz aborda multitud de cuestiones relacionadas con la dictadura franquista y su reflejo hoy en día. Un eco que no solo se muestra en la idiosincrasia de la sociedad española, sus dirigentes y forma de Estado, sino que tiene su representación física en forma de fosas comunes todavía por exhumar, la multitud de símbolos franquistas repartidos por el conjunto del país y la dificultad de acceso a los archivos del periodo dictatoria.
SALAMANCA24HORAS ha podido hablar con el autor de este libro para tratar algunas de los temas que se desarrollan en las páginas del mismo. La provincia de Salamanca tiene un peso importante en la obra de Eduardo Ranz, territorio en el que el escritor a iniciado más de 42 acciones relacionadas con la memoria histórica.
¿Cuál sería su sinopsis del libro?
No matarás es el quinta mandamiento. Memoria civil combina memoria histórica con guerra civil. Este es un libro que trata las historias de aquellos que se han visto obligados a exhumar a sus familiares, de los archivos franquistas, de la simbología de la dictadura todavía presente en nuestro país, de exilio… En esencia el libro persiste en aplicar una idea que desarrolló Unamuno, el cual decía que la forma de dar en el clavo es dar 100 veces en la herradura.
Salamanca tiene una importancia capital en su trabajo
He iniciado acciones en más de 500 municipios, 42 de ellas han sido en el territorio de Salamanca, que seguramente es la provincia con mayor número de municipios con simbología de exaltación del franquismo.
¿Por qué esta situación no se ha revertido?
Por un lado, por el incumplimiento de la ley a nivel municipal y a nivel religioso. En ese sentido, a los alcaldes les sale gratis incumplir la normal, la ley no tiene plazos ni tiempo por el momento. Lo verdaderamente grave es la posición de la Subdelegación del Gobierno y su renuencia a tomar cartas en el asunto. Este organismo es una ramificación del Gobierno y no es comprensible que con medios públicos a su disposición no llame al orden a los municipios incumplidores y logre algo tan digno como la retirada de la simbología guerracivilista. Una exaltación de aquellos que nos traicionaron, que asesinaron a nuestros familiares y que en democracia incumplen una ley humanitaria.
¿Qué impresión espera suscitar en el lector?
Que tiempo es lo que no tenemos. Nuestros familiares tienen más de 90 años y no tienen tiempo que perder para recuperar a sus padres. Y, en segundo lugar, estamos hablando de una cuestión de legalidad, una legalidad que no se está cumpliendo. Por último, es un mensaje para aquellos que están en edad de hacer la EBAU o en la Universidad; esa generación tiene una gran responsabilidad porque hay cosas que no pueden volver a ocurrir.
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