"Ver a mi madre en casa tan feliz ha sido algo maravilloso": INTecum llega a los hogares de 45 salmantinos en fase terminal

El proyecto tiene el objetivo de que todas aquellas personas que tengan una enfermedad avanzada y se prevea escasa posibilidad de respuesta a los tratamientos, puedan estar atendidos y cuidados en su casa

Asistente social con anciano | Foto Infosalus
Asistente social con anciano | Foto Infosalus

Seguramente el término INTecum no evoque ningún significado para la mayoría de salmantinos, pero lo cierto es que ha cambiado el concepto de “final de la vida” para los 45 pacientes que han participado o están participando en él y sus familias. INTecum es un proyecto relativamente novedoso en la provincia, ya que llegó el pasado verano a modo de iniciativa por parte de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León. Además de este organismo público, el desarrollo de este proyecto no sería posible sin ASPRODES, entidad proveedora de los servicios que ofrece y el trabajo en coordinación con la Unidad de Paliativos de los Montalvos, la Gerencia de Servicios Sociales, los CEAS (Centros de Acción Social) y la AECC (Asociación Española contra el Cáncer).

Pero, ¿qué es INTecum? Ana María Jorge Martín y Cristina Gutiérrez, ambas gestoras de casos del proyecto a través de ASPRODES, explican de manera sencilla que se trata de “adaptar el hogar de una persona en situación de cuidados paliativos para que en vez de estar en el Hospital pueda pasar sus días tranquilo allí”. De este modo, su trabajo comienza cuando la Gerencia de Servicios Sociales les manda el informe de un paciente. Tras ese momento se establece un primer contacto con el paciente y su familia y se realiza una visita de valoración a su hogar, donde se determina qué sería necesario para que fuera posible que viviera allí. Además, se mantiene una entrevista “muy personal y cercana” con la persona enferma, en caso de que pueda verbalizar y sea racional, para que ésta exponga sus deseos, gustos y qué es en definitiva “lo que quiere para ese periodo de tiempo mientras está haciendo frente a su enfermedad”.

Una vez se tiene toda la información recogida, la casa donde vaya a estar el paciente se acondiciona con los productos de apoyo que sean necesarios y se organizan los turnos de trabajo de los profesionales que vayan a atenderlo. En este sentido, la Consejería pretende fomentar el trabajo en el ámbito y, sobre todo en los pueblos, se intenta conseguir trabajadores de la zona. Para realizar esta labor, INTecum cuenta con los CEAS de las diferentes zonas de la provincia.

Tras esos trámites, la persona en situación de cuidados paliativos ya está lista para poder regresar a su casa y hacerlo de manera segura y con todo lo necesario. A pesar de parecer una tarea que podría conllevar incluso meses, lo cierto es que en un periodo de aproximadamente cuatro días queda completada.

Una vez está en su casa, el paciente ya cuenta con las facilitades para hacer todo aquello que le gusta en la medida de lo posible. “Hay personas que mantienen su movilidad y gracias al proyecto hemos establecido apoyos para salir a pasear, para ir a la peluquería o para tomar un café”, cuenta una de las gestoras de caso. Pero no solo eso, ya que en ocasiones los pacientes no tienen la posibilidad de moverse de la cama. “A una señora le gusta tener las uñas pintadas y la asistente social se las pinta todas las semanas. Eso en el hospital no lo hacen a no ser que lo haga la propia familia o algún voluntario”, expone.

El paréntesis de la vida por el que atraviesan las personas que participan en INTecum en ocasiones puede dar lugar a situaciones complicadas. Entre los aspectos que más difíciles a los que tienen que hacer frente tanto gestoras de caso como asistentes sociales es la decisión de conspiración de silencio que a veces deciden las familias. “Con la conspiración de silencio se crea un vínculo entre el médico y la familia del paciente para no decirle al paciente que está en su fase final de vida”, cuentan las gestoras. “Eso es un hándicap grande a la hora de trabajar porque nosotros no podemos fallar a la familia diciéndole eso a la persona pero es ella quien a veces se lo exige a las asistentes”, añaden. Por esto y por el trabajo que lleva estar acompañando a un paciente, los asistentes sociales que participan en el proyecto también cuentan, al igual que la familia, con el apoyo psicológico que necesiten.

Para terminar de entender el proyecto y no dar lugar a ningún tipo de confusión, tanto Cristina como María quieren aclarar que el proyecto trata de “facilitar apoyos en el final de la vida, donde lo importante es la persona”. “No quitamos tratamiento a una persona, nosotros llegamos en el momento en el que no hay más tratamiento, cuando medicamente se ha hecho todo lo posible. Y es ahí, en la recta final cuando intentamos que la persona esté lo más cómoda y cuidada posible”, concluyen.

Cristina Gutiérrez y Ana María Jorge, gestoras de casos en el proyecto INTecum en Salamanca
Cristina Gutiérrez y Ana María Jorge, gestoras de casos en el proyecto INTecum en Salamanca

 

“Ver a mi madre en casa tan feliz ha sido algo maravillo”

María es una de las pacientes que forma parte del proyecto INTecum en Salamanca, concretamente en Sorihuela. Su hija, Ángela Martín García, se ha ofrecido para explicar cómo el programa les ha “cambiado la vida”.

María lleva viviendo toda la vida codo con codo con su marido, Santiago y, a pesar de la situación tan delicada de salud que atraviesa, no quería separarse de su casa en el pequeño pueblo salmantino.

La familia de la paciente recibió información sobre INTecum la última vez que estuvo ingresada en los Montalvos. Entonces surgieron las dudas entre sus seis hijos sobre qué sería lo mejor. “Mi madre nunca quería abandonar su casa, ni irse con sus hijos, ni a una residencia. Anteriormente tenía la ayuda a domicilio pero se nos quedó escasa porque, a pesar de contratar más horas, no era suficiente. Y este programa nos podía resolver el problema, ya que mi madre necesita atención las 24 horas del día”, comienza a contar Ángela. “Nos pareció una buena idea más que nada por seguir la vida como mi madre quiere, en su casa con mi padre”, explica.

Dicho y hecho, tanto Cristina, que es la gestora de este caso, como el resto de unidades con las que trabajan en coordinación siguieron los pasos para poner en marcha el proyecto en casa de María y Santiago. “Lo que más me ha llamado la atención es lo eficaz y lo rápido que han trabajado. Encontraron asistentas muy rápido a pesar de que en un pueblo se hace más difícil”, expone Ángela. Además, en su casa han instalado los productos de apoyo necesarios, que en este caso se trata de una grúa y una silla para el baño.

“Los ratos en los que mi madre está más lúcida está muy contenta. Verla ahí tan feliz en su casa ha sido algo maravilloso”, cuenta Ángela. “Mis padres se han adaptado muy bien a las cuatro chicas que vienen, que a veces a la gente mayor le cuesta meter a gente en su casa. Pero creo que ha habido una adaptación mutua”, añade la hija de María en relación con las trabajadoras que acuden a su casa. En su caso, una de las asistentes sociales es de Sorihuela, dos de Béjar y una de Salamanca.

Lo que más destaca Ángela del proyecto es, en definitiva, “que su madre está más confortable en casa, donde puede recibir a sus hijos y sus nietos, que le da muchísima alegría”.

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