Varios agentes de la Policía Local y de la Policía Nacional de Salamanca, además de un par de efectivos de los Bomberos de Salamanca, se sitúan en los alrededores del Edificio de Consultas del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca sobre las 11 horas de este viernes.
Los transeúntes se preguntan qué ocurre. ¿Algo extraño? Más bien, algo excepcional que los sanitarios consideran que tendría que ser más habitual: un simulacro de evacuación que llevaba sin realizarse dos años (en 2017 se hacía en el Edificio de Gestión) y que es obligatorio para cumplir el Artículo 20 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y el Anexo II, Capítulo 9 del Real Decreto 393/2007, de 23 de marzo, por el que se aprueba la Norma Básica de Autoprotección de los centros, establecimientos y dependencias dedicados a actividades que puedan dar origen a situaciones de emergencia.
Antes de las 11:30 horas, el recinto, de cuatro plantas, queda desalojado para que pueda llevarse a cabo esta acción que se lleva preparando varios días y que sigue un protocolo: salta la alarma y se llama al Servicio de Emergencias 112.
A esa hora, y hasta que concluya la actividad, se cancelan las consultas. Para evitar molestias y caos, el lugar queda vacío. En él únicamente permanecen quienes prestan servicios sanitarios y unos 200 estudiantes de Enfermería, Farmacia y Medicina de la Universidad de Salamanca que, como si se tratara de una película, hacen de figurantes. Su papel, ejercer de pacientes y acompañantes.
Todo está listo. Quienes desean acceder a este espacio se lo encuentran cerrado. Es un simulacro, pero hay que comportarse como si fuera una situación real.
A las 12 horas, suena la sirena. Siguiendo las pautas indicadas y los cauces de seguridad, todo el mundo abandona el Edificio de Consultas. Entre 500 y 550 personas son ‘evacuadas’ al exterior.
Todas ellas se concentran en la explanada situada a la entrada de la Facultad de Enfermería y Fisioterapia.
El proceso concluye en menos de 15 minutos. Los responsables de la organización ponen en común los aciertos y fallos que detectan. “Hay que tomárselo en serio porque las urgencias reales no avisan y hay que tener memorizados los pasos que se tienen que dar”, explica José Lorenzo Bravo, jefe de Prevención de Riesgos Laborales del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca, sabedor de que más allá de tratarse de un refrán vinculado a su área, la salud, más vale prevenir que curar.
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