La enfermedad del hígado graso afecta al 25% de los españoles

Se trata de la segunda causa de trasplante hepático en España y ha aumentado su incidencia. Su tratamiento, la biopsia líquida, podría revolucionar la oncología

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Tejido hepático afectado por la enfermedad del hígado graso no alcohólico. - DR. DAVID KLEINER, NCI - Archivo
Tejido hepático afectado por la enfermedad del hígado graso no alcohólico. - DR. DAVID KLEINER, NCI - Archivo

El estilo de vida que llevamos en la actualidad y la dieta poco saludable pueden conducir al aumento de algunas enfermedades no transmisibles como lo resulta ser el hígado graso. Esta afección ya afecta al 25% de los españoles y podría aumentar su incidencia en los próximos años debido al incremento de la obesidad y al síndrome metabólico.

La enfermedad del hígado graso es una enfermedad crónica y silenciosa, en la que la grasa se acumula progresivamente en el interior del hígado a lo largo de los años en cantidades anormalmente altas. Pese a que este depósito de grasa no provoca ningún síntoma, sí puede derivar en enfermedades inflamatorias más graves como la hepatitis, la fibrosis hepática, la cirrosis o el cáncer de hígado.

“Esta enfermedad es la principal causa de trasplante hepático en Estados Unidos, mientras que en España es la segunda causa y subiendo”, asegura Rocío Aller de la Fuente, directora científica del Instituto de Endocrinología y Nutrición de Valladolid (IENVA) y miembro de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH). “Además, es una de las causas más frecuentes del cáncer de hígado, incluso en pacientes que no tienen cirrosis”, añade.

Además, cabe recordar que la cirrosis hepática es el principal factor de riesgo para desarrollar carcinoma hepatocelular (el tipo de cáncer de hígado más frecuente).

Los factores asociados a esta enfermedad están relacionados con el consumo de alcohol y los factores genéticos y ambientales como la edad, el sexo, el tener hábitos dietéticos y el estado nutricional. “Esta enfermedad es más frecuente en personas con obesidad, diabetes tipo 2 (DM2), síndrome metabólico, hipertensión, dislipemia y obesidad central…”, enumera Aller. Sin embargo, fundamentalmente, está determinada por el estilo de vida actual, caracterizado porque suele llevarse una dieta poco saludable, por la falta de ejercicio físico y porque solemos tener hábitos muy sedentarios.

Según la experta, también hay pacientes que pueden desarrollar la enfermedad sin tener sobrepeso. En este caso, debido a factores genéticos o una dieta poco saludable. “A largo plazo, produce una inflamación crónica en el cuerpo y, al final, una inflamación en el hígado”, concluye Aller.

Respecto a la prevención de la misma, cabe destacar que la intervención dietética basada en la dieta mediterránea y el cambio del estilo de vida constituyen el pilar del tratamiento de esta afección, ya que no existe ningún fármaco específico. Únicamente existen tratamientos para sus factores de riesgo: diabetes, síndrome metabólico y colesterol alto.

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