La UOC pone en marcha un proyecto para desarrollar una herramienta de evaluación de las apps contra la depresión

Lo hace con motivo del día mundial de la enfermedad y con el objetivo de crear una nueva aplicación más efectiva

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La UOC ha puesto en marcha un nuevo proyecto de investigación. Lo ha hecho con el objetivo de desarrollar una herramienta de evaluación de las aplicaciones existentes contra la depresión y sus resultados permitirán a pacientes y profesionales de la salud determinar cuáles son las mejores en este ámbito. Actualmente, hay alrededor de 250 dedicadas al tratamiento, monitorización y acompañamiento de la misma.

El último informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) estima una prevalencia de la depresión en España del 5,2 % y todo indica que los trastornos de salud mental se incrementarán de manera significativa a raíz de la pandemia del COVID-19. En este escenario, el uso de aplicaciones móviles podría ayudar tanto en la prevención como en el tratamiento de estos trastornos y actuar como coadyuvante en el abordaje terapéutico. Sin embargo, ¿cómo sabemos realmente cuáles son las aplicaciones que funcionan y si están validadas científicamente? Un equipo liderado por Carme Carrión, miembro del eHealth Center e investigadora líder del grupo de investigación eHealth Lab de la UOC, ha puesto en marcha un proyecto para desarrollar una herramienta y una metodología que ayude tanto a pacientes como a profesionales a determinar cuáles son las mejores aplicaciones para la gestión de la depresión. El objetivo del proyecto EvalDepApps es diseñar un instrumento para evaluar las aplicaciones que se vayan utilizando en este ámbito para poder diferenciar las que pueden ser útiles y aportar valor.

"Queremos ayudar a profesionales y usuarios a separar el grano de la paja y determinar las aplicaciones que pueden ayudar a gestionar mejor el problema de salud en el día a día y, a la vez, aportar más datos en tiempos y condiciones reales para facilitar a los profesionales un seguimiento mucho más preciso de la evolución y el proceso de cada persona afectada de depresión", destaca Carmen Carrión, también directora de investigación de los Estudios de Ciencias de la Salud.

El equipo del proyecto está formado por 16 personas investigadoras de ocho instituciones diferentes. Por parte de la UOC, además de Carme Carrión, coordinadora del proyecto, también participan Antoni Pérez-Navarro, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación e investigador del grupo Internet Computing & Systems Optimization (ICSO), y los investigadores del eHealth Center Noemí Robles y Francesc Saigí, quien también es profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC y director del Centro Colaborador en Salud Digital de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, también contará con pacientes y profesionales de otras instituciones de investigación y de atención sanitaria de Cataluña, la Comunidad Valenciana, Andalucía y Canarias.

Los riesgos de las aplicaciones de salud mental

En la actualidad, se calcula que hay alrededor de 10.000 aplicaciones de salud mental, de las cuales, según datos preliminares de los investigadores, 250 se dedicarían al tratamiento, monitorización y acompañamiento de la depresión. "Actualmente, las aplicaciones consideradas como productos sanitarios deben seguir una regulación europea específica, pero la mayoría no se consideran como tal y, a menudo, las podemos encontrar en los repositorios de iOS y Android y las podemos descargar", explica Carme Carrión.

Cualquier aplicación puede implicar riesgos en cuanto a la seguridad y la protección de datos, pero las aplicaciones del ámbito de salud mental pueden implicar un perjuicio añadido si la intervención que proporcionan no es la adecuada. "A menudo, estas aplicaciones no se dirigen a personas concretas y tienen un carácter demasiado general que hace que no sean útiles para la mayoría de personas que las utilizan. Por otro lado, hay pocas que se basen en evidencias científicas sólidas y, por lo tanto, existe el peligro de que recomienden intervenciones o terapias que no tengan ninguna validez o que incluso provoquen el efecto contrario al deseado", destaca la investigadora.

En este contexto, el sistema de salud necesita contar con herramientas fiables, seguras y efectivas para evaluar estas aplicaciones. "De este modo, los profesionales tendrán más información para prescribir aplicaciones sin riesgo para el paciente y con las máximas garantías sobre su potencial efectividad y los pacientes podrán establecer también cuáles son las aplicaciones mejor valoradas y las que están disponibles en los repositorios habituales", apunta Carme Carrión.

Una nueva herramienta

Dentro de esta investigación, se organizarán diferentes talleres de cocreación, inspirados en la metodología de design thinking, para diseñar la herramienta de evaluación de las aplicaciones: definir cuál será el instrumento más adecuado (aplicación, página web, sistema multiplataforma, etc.) y también qué requisitos o características debería tener para que sea útil y fácil de utilizar. En este proceso, es muy importante la participación tanto de pacientes como de expertos de diferentes disciplinas. "Desde hace un tiempo, desarrolladores y profesionales de la salud trabajan codo con codo, pero, para garantizar el uso y la adherencia de los usuarios, es necesario introducir la visión del usuario final. Este punto es clave", subraya la investigadora.

Una vez desarrollada, la herramienta se probará con un grupo de voluntarios, que incluirán usuarios y profesionales de la salud. La herramienta definitiva se cederá a diferentes consejerías de salud de las comunidades autónomas interesadas y se pondrá a disposición del gran público de manera gratuita y en formato de libre acceso.

El proyecto está financiado por el Instituto de Salud Carlos III con el Ministerio de Ciencia e Innovación, en el marco de la convocatoria del Fondo de Investigaciones Sanitarias (FIS). Además de la UOC, también participan en él expertos de la Universitat Autònoma de Barcelona, el Servicio Canario de Salud, ALTHAIA, IDIAP Jordi Gol, el Hospital Costa del Sol, el Hospital de Denia, el Hospital Germans Trias i Pujol y el Instituto de Asistencia Sanitaria.

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