La asamblea comarcal de IU en Béjar ha querido alertar sobre las consecuencias de las restricciones de agua en la zona que está afectando éstas al llenado de piscinas privadas, riegos de jardines y huertos; una gestión con la que no están de acuerdo ?por sus repercusiones desde el punto de vista medioambiental?. 

Impedir regar los huertos, advierten, no acarrea solo problemas medioambientales ?sino que es una medida drástica que puede afectar seriamente al bolsillo o a la autosuficiencia de muchas familias, que guardan en congeladores o en conservas caseras la cosecha para alimentarse el resto del año?. 

?En la agricultura ecológica se intenta fomentar el mantenimiento de las poblaciones que viven asociadas a los cultivos, lo cual, desempeña una doble función. Por un lado, el mantenimiento de la biodiversidad y por otro lado, la lucha de forma natural contra las plagas a las que inevitablemente cualquier cultivo es vulnerable, ya que los cultivos llevan en muchos casos asociados predadores naturales de la especia a combatir, y lo que estamos consiguiendo es que sean estas especies animales las que acaben de forma natural con las posibles plagas, evitando así el uso de cualquier tipo de plaguicida?, advierten. 

Por todo ello, emplazan a las autoridades competentes de los ayuntamientos de la comarca y a la Confederación Hidrográfica del Tajo a emprender medidas colaborativas con la agricultura tradicional y con el paisaje urbano jardinístico para implementar medidas que ayuden a los agricultores autosuficientes de nuestra comarca y al mantenimiento de los empleos en el sector de la jardinería, así como al sector ganadero, para el máximo aprovechamiento de este recurso imprescindible, ?ya que, como nosotros proponemos, estos sectores puedan organizarse y ser uno de los motores de una economía social y sostenible?. 

La agricultura ecológica supone, precisan, ?una alternativa para recuperar la biodiversidad de especies y ecosistemas, lo que cobra más relevancia en los espacios naturales protegidos?. 

Considera IU que hay que centrarse en la forma de desarrollar un paisaje que no sólo sea una preservación de elementos del pasado o una utilización de la biodiversidad para la producción agraria sino a través de un enfoque que contemple el paisaje como un organismo vivo, lo que implica un fuerte cambio de mentalidad, ya que al observar la finca y el paisaje que la rodea, ésta se vería como una parte de un todo, que se está desarrollando. ?Si este enfoque es asumido por los agricultores, se podrá aplicar y alcanzar el objetivo de unir la conservación de la naturaleza en las prácticas agrarias y esto será posible en la medida en que aquéllos perciban y visibilicen los valores de este tipo de terrenos?, apuntan. 

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