En los últimos días, la aparición de una estelada y una veintena de lazos amarillos en el balcón de una vivienda situada en la calle Arroyos de Cabrerizos ha centrado la atención de los vecinos que lo catalogan como una “provocación”. Sin embargo, el joven inquilino del inmueble ha asegurado a SALAMANCA24HORAS que esa no era la intención, sino que se trata de una “forma de expresar mis sentimientos e ideología”.
El joven, que prefiere mantener el anonimato, tiene unos 20 años y no es catalán, aunque tampoco salmantino. Tal y como ha explicado, “la motivación para poner la primera bandera fue como acto de apoyo por la represión que creo que padecen los independentistas por su forma de pensar” y añade que “tras la violenta sustracción de esta primera bandera, tomé la decisión de colocar una segunda, acompañada por lazos, no como incitación o provocación, sino como reivindicación de mi legítimo derecho a expresar mi opinión con libertad y mi negativa a rehusar al mismo”.
Ha criticado que la respuesta haya sido “pasar un día tirándome agua, piedras y huevos”. “No me esperaba una reacción tan violenta ni que hubiera personas tan radicales, pues llevo viviendo en este pueblo tres años y nunca había tenido ni un solo incidente ni queja”, ha lamentado el joven y justifica que “de igual manera que otros exponen la rojigualda en sus domicilios, esperaba ser tratado de igual manera, dado que cuento con sus mismos derechos a hacerlo y, aunque inconstitucional, dichos símbolos y su exposición no son ilegales”.” Ya veis mi decepción”, ha recalcado.
De igual modo, el joven ha explicado que la primera bandera estuvo expuesta durante tres días “sin altercados”, salvo por los “comentarios despectivos que se oían por el pueblo”, y ha asegurado que “me di cuenta de que la habían robado justo en el momento en el que me disponía a retirarla”.
Este joven ha decidido retirar la segunda bandera así como, posteriormente, los lazos este sábado “por la profunda preocupación que expresó mi casera por mi bienestar y mi seguridad y por el de su propiedad”. “Las únicas víctimas aquí hemos sido los propietarios de la vivienda y yo”, ha recalcado y ha explicado que “aunque una idea no se comparta, debe ser respetable, y damnificar una propiedad privada no es un acto de protesta, sino vandalismo injustificado por parte de unos radicales que seguro que únicamente conforman una minoría de los vecinos de éste precioso pueblo salmantino”.
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