A lo largo de una hora, se escuchó una selección de poemas de Antonio Colinas de su libro Obra poética completa, editado por Siruela en 2011; poemas como Morada de la luz,  Nocturno en el Patio Chico,  La encina,  El laberinto abierto (Plaza Mayor de Salamanca)…  en la voz del propio Colinas y  que nos recordaban a Germán Sánchez Ruipérez.

El Cuarteto de Trombones Brassamonte con sus interpretaciones de las piezas anónimas  Amacing grace y Alma Mater; y el Cuartero de clarinetes que tocó Miniaturas de R. Shuman, acariciaron con sus notas nuestros corazones encogidos.  Los componentes, todos alumnos de la Escuela Municipal de Música, son un claro exponente de la labor que la obra de Germán está realizando en Peñaranda.

 

Michel Núñez, director de esta escuela, estrenó para la ocasión Calle de la Compañía, pieza compuesta por él mismo y que interpretó a la guitarra con la maestría y el 
sentimiento que le caracterizan. Y junto a ellos, el apartado musical se completó con las canciones tradicionales de Rosa María, nunca antes Salamanca la blanca había sonado como sonó anoche porque, al igual que,  Nana Tradicional, Cristo de los afligidos y El carbonero sonó a Germán.

 

Acompañando al poeta y a los músicos en el escenario, estaba la ilustración de un artista peñarandino que también ha crecido acunado por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, José Raúl Casas, y que de manera espontánea y como agradecimiento colgó en su blog el mismo día que se conoció su fallecimiento (http://jrcasas.blogspot.com/). Al final, la emoción contenida se tornó en aplausos  que se mezclaron con lágrimas y abrazos, emociones en recuerdo de Germán Sánchez Ruipérez

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