Con más de media plaza al completo comenzaban esta mañana las vaquillas del vermouth que venían a sustituir, este año, a las del aguardiente. Los chavales más jóvenes no dudaban en saltar al coso taurino y entre volteretas y revolcones pasar casi una hora de diversión. Mientras, en los tendidos se veía un público diferente. A los tradicionales peñistas se sumaban muchas familias que aprovechaban el rato de la mañana para pasar por la Plaza de Toros, y disfrutar del ambiente animado que marcaba la charanga y reír con las volteretas y quiebros de los aficionados.

El alcalde, Francisco Julián Ramos Manzano y el edil de Festejos, Samuel Fernández acompañados de los concejales, Ángel Picado y María Jesús Moro, siguieron el evento con atención desde el callejón. Con un gran dispositivo de seguridad y sanitario, el espectáculo se cerró sin incidentes de importancia. Algunos rasguños y arañazos, además de golpes fueron las únicas incidencias atendidas por los servicios médicos tras la suelta de las dos vaquillas.

Ante la buena acogida, el concejal de Festejos apuntaba la posibilidad de instaurar este horario para mantener las vaquillas. ?Ha sido muy interesante ver cómo las familias pasaban con los niños para participar en este espectáculo?, afirmaba recordando que el principal motivo del cambio de horario se debió a aspectos de seguridad.

Paella para las peñas

Más de un millar de raciones de paella se han repartido este mediodía en la tradicional comida de peñas que ofrece el Ayuntamiento dentro del programa de Fiestas de 2016. Cuando pasaban unos minutos de las 14,00 horas, los cocineros daban los últimos toques a un menú en el que el arroz sigue siendo el ingrediente estrella. 

El alcalde, Francisco Julián Ramos Manzano y parte del equipo de Gobierno no querían perder la ocasión de acompañar a los peñistas, para lo que se personaban en la calle Gabriel y Galán. Allí comprobaban la buena acogida de este imprescindible de las Fiestas. 

Niños, y mayores pasaban ordenadamente para recoger su plato de arroz y su pieza de pan, además de sus cubiertos y refresco. El ambiente era totalmente festivo. La charanga sonaba mientras algunos no perdían más tiempo y en la propia calle degustaban la paella. Otros, cacerola en mano, la llenaban con varias raciones y se trasladaban hasta las sedes de las peñas para comer con mayor comodidad.

La tarde deja tiempo para descansar y terminar de cargar las pilas antes de asistir a una novedosísima carrera de drones a las 21:30 horas que ha servido para estimular la solidaridad de los guijuelenses pues han obtenido su entrada aportando, al menos, un kilo de comida para el Banco de Alimentos.

Bien entrada la noche, tiempo para reírse con Manu Kas y alucinar con el Mago Yunke. Después, como de costumbre, llegará de nuevo la verbena.

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