Santa Marta de Tormes se encargó de demostrar que una piscina municipal puede convertirse en un enorme parque de juegos para la diversión, principalmente, de los más pequeños de la casa. Un gran número de personas de todas las edades se atrevieron a subir a los hinchables acuáticos y vivir una experiencia única gracias a esta divertida y refrescante actividad incluida en el programa de fiestas.

Los niños y muchos de sus progenitores, además de un gran número de adolescentes santamartinos, combatieron el gran calor reinante a la hora del inicio de los juegos, las cuatro de la tarde, dándose un chapuzón a la vez que intentaban hacer acrobacias imposibles sobre la isla de goma que flotaba sobre la piscina sin miedo a caerse antes de llegar al final. 

 
 

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