Por su talante conciliador uesta llevarse mal con Francisco Albarrán incluso aunque uno sea representante sindical y negocie con él, en su calidad de máximo responsable de Recursos Humanos de la Diputación de Salamanca, la mejora en las condiciones laborales en una plantilla provincial que, desde 2011, ha vivido diversos vaivenes condicionados, en su mayor parte, por la Ley de Sostenibilidad Financiera. Esa circunstancia ha marcado una legislatura de querer pero no poder hacer más cosas y en la que se han eliminado los seguros privados para la plantilla de la institución con el correspondiente ahorro económico. De esa manera, se han podido seguir atendiendo las verdaderas necesidades personales?y patrimoniales, otro toro con el que Albarrán también ha tenido que lidiar en esta legislatura. En las dos áreas a su cargo, una máxima innegociable: "En política la gestión es importantísima y el dinero público es sagrado".

-¿Cómo resume el trabajo de estos cuatro años?
Los datos hablan por si solos. En el área de personal las decisiones que se tomaron, sobre todo al principio, han representado ahorros importantes, caso por ejemplo de la unificación de 350 trabajadores al régimen de la Seguridad Social. Eso supuso más de tres millones de euros en el capítulo 1. Ha habido, además, otra serie de ahorros porque, de acuerdo con la Ley de Sostenibilidad de 2012, un porcentaje elevado de las jubilaciones han correspondido a puestos que se han amortizado. Hablamos de unas 130 personas. Lógicamente la edad media ha rejuvenecido y el ahorro ha sido considerable. 

-¿Cómo se compatibiliza la toma de decisiones que afectan personal cuando hay que seguir tratando cada día con los trabajadores? 
En todos los aspectos de la vida cuando se habla claro y se ponen las cartas sobre la mesa la gente suele entenderlo. Les explicas que, aunque te gustaría hacer otra cosa, la ley no te lo permite. He de reconocer que en estos cuatro años, aunque siempre hay excepciones, la relación con los sindicatos es buena y nos entendemos. Han comprendido que en las actuales circunstancias determinadas cuestiones no se podían llevar a cabo. La Ley de Sostenibilidad de 2012 nos ha limitado. Debo agradecer la cordialidad y el buen entendimiento que he tenido con ellos salvo en cuestiones puntuales; también con los trabajadores. Mi máxima es llevarme bien con todos y atender a todo el mundo.

-¿Se puede hacer el trabajo con la misma gente?
El trabajo indudablemente se sigue haciendo. Hay determinadas áreas en las que necesariamente hay que contratar a gente y para eso están las bolsas de trabajo como la convocada hace poco por la Diputación. Es el caso del ámbito asistencial donde, si se jubila una persona, hay que reponer ese puesto porque la asistencia a las personas es prioritaria. 

-¿Por qué se ha puesto en marcha ahora una nueva bolsa de empleo?
No se había hecho ninguna desde 2008 de manera que ha habido que tirar de las personas inscritas por periodos concretos y se habían agotado. Había que volver a crearla para cubrir determinadas eventualidades que se puedan ir presentando.

-¿Entendió las críticas de los sindicatos que hablaban de crear falsas expectativas en la gente?
Ha habido algunas centrales sindicales que lo han manipulado, ellos sabrán. Cada uno asume su responsabilidad. Criticaban cuando no hacíamos nada y también cuando lo hacemos. Que cada uno juzgue cuáles son las actuaciones de cada uno. También dijeron que lo hacíamos para sacar dinero, lo que no tiene pies ni cabeza. Esto solo lleva a que los ciudadanos y trabajadores sepan con quién se la juegan.

-¿Ha frustrado la crisis la mejora de las plantillas?
Evidentemente la crisis nos ha afectado a todos empezando por las mermas del 5 % en los salarios públicos. Todos somos conscientes de la dificultad de la situación y sabemos que había que dar soluciones. Hemos aportado lo que se nos ha pedido en la medida de la posible. Según quien lo vea estará mejor o peor pero había que afrontarlo.

-¿Disponen los municipios de los recursos humanos necesarios? 
A través de la Diputación y de la Junta hay cantidades importantes de dinero para poder contratar. La Diputación ha hecho un esfuerzo importante para disponer de dinero para que los Ayuntamientos puedan cubrir esas necesidades; luego ya depende de la gestión de cada uno. Las cosas cambian en función de los recursos de cada Ayuntamiento. Las diputaciones están para ayudar a todos, especialmente a los más pequeños y con menos recursos.

-¿Qué destaca de estos cuatro años?
Quizá la unificación de la Seguridad Social para todos los trabajadores. Siguen perfectamente atendidos y no tenía sentido que una institución tuviera dos sistemas paralelos, público y privado, que representaban un gasto completamente innecesario. En esta vida he aprendido que la gestión de los fondos públicos ha de ser sagrada. Esos ahorros han de servir para atender a todos los municipios grandes y pequeños, como es obligación de la Diputación. Por el alcance y la trascendencia de la medida es con lo que me quedo. 
Las negociaciones sindicales son el día a día y en el caso del área de organización el reto es mantener en buenas condiciones todo el patrimonio de la Diputación con los mínimos costes posibles. Hemos hecho la oficina comarcal de Ciudad Rodrigo, la de Vitigudino está en proyecto... Se trata de recursos que ahora suponen una inversión pero que sirven para ahorrar ahora al dejar de alquilar a particulares. En política la gestión es importantísima y el dinero público es sagrado.

-¿Qué le queda pendiente por hacer en esta legislatura?
En términos generales hemos cumplido los objetivos que nos habíamos marcado. También depende del listón que nos pongamos y lo cierto es que en áreas como la de personal no se termina nunca; es un día a día en el que no hay objetivos concretos sino gestión diaria.

-¿Cómo ha trabajado su área en el mantenimiento del vasto patrimonio de la Diputación?
Cada vez que se produce una circunstancia en un edificio, los técnicos, que son unos magníficos profesionales, analizan el caso a fondo y a partir de ahí se toman decisiones. Hoy por hoy, hay que actuar en el área de la residencia asistida de Ciudad Rodrigo, también en otra propiedad de la Diputación en la que habrá que decidir si se rehabilita o se demuele. En esa área se funciona exactamente igual que en una empresa. Se analiza lo que sucede, se valoran las soluciones y también su coste para optar por lo más sencillo y económico. Todo está supeditado a un presupuesto aunque luego están las emergencias ante las que hay que actuar con celeridad. Por mucho que actuemos, eso sí,  nunca podremos cubrir el cien por ciento de las necesidades que van surgiendo a lo largo del año pero para las situaciones importantes siempre ha habido fondos.

 

 

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