Hay lugares donde una vez al año el fervor popular se aglutina en un singular foco de espiritualidad. Las romerías se convierten así en epicentros de la devoción humana por inexplicables sentimientos que trascienden lo racional, en un impulso interior capaz de vencer cualquier adversidad con una ínfima pizca de voluntad. En la provincia charra se conjuga la tradición sagrada con la costumbre profana, un complemento de fervor y recreo campestre que atrae a las multitudes hasta diversos parajes salmantinos donde heterogéneas congregaciones de peregrinos exteriorizan su pasión por una imagen cristiana y los transforman en auténticos centros ecuménicos.

Es el caso del Cristo de Cabrera, que cada 18 de junio congrega a decenas de miles de personas llegadas desde cualquier punto de la geografía charra, e incluso de zonas fronterizas de Zamora, Ávila y Cáceres. Pero la fe no sólo mueve los corazones, también las piernas de miles de salmantinos que cada año recorren los 37 kilómetros que separan Salamanca de la ermita de Cabrera. Una travesía que dura toda una noche y que comenzó, a las 21:00 horas  de este lunes en Calatrava, reuniendo a aproximadamente 350 fieles, cuando se cumplen 25 años de la primera marcha nocturna a Cabrera.

 

El primer tramo transcurre por el denominado Camino de Cabrera junto al arroyo Zurguén, a través del carril bici paralelo a Vistahermosa. Son momentos para planificar el trayecto y recordar ediciones pasadas. Medianoche en Aldeatejada. El último momento antes del verdadero camino. Mientras los peregrinos revisan sus mochilas para comprobar que van cargadas de agua, bebidas isotónicas, crema y alguna que otra linterna, un café calienta el cuerpo ante una noche en la que se ha levantado algo de viento y las temperaturas son más bajas que lo habitual por estas fechas. A lo lejos, cientos de chalecos reflectantes conforman una serpiente fluorescente con un mismo destino, el Cristo indestructible, como recoge la leyenda, a eso de las 05:30 horas de la madrugada de este martes con la celebración de una Eucaristía. Al final del camino a pie, Cruz Roja tuvo que atender a tres personas con problemas en los pies por ampollas.

 

Significado del camino a la ermita del Santo Cristo de Cabrera

 

Cada persona encuentra un motivo para emprender el camino al santuario del Santo Cristo de Cabrera. Este diario ha tenido la oportunidad de estar con el grupo de peregrinos que partió la noche de este lunes de Salamanca para recoger ese sentir. Muchos de ellos, ya preparados para el largo y duro camino, con lágrimas en los ojos, coincidían en “que el camino a Cabrera es reconfortante y entendido como un reto de superación personal”. A parte, claro está, “sin olvidar el componente religioso que implica”. Otros peregrinos señalaban que el camino a Cabrera viene motivado especialmente por una promesa: “A mí me operaron de la espalda y, en señal de agradecimiento, voy todos los años andando a la ermita”, señalaba una peregrina.

 

Curioso que, por otra parte, todo aquel que inicia el camino al santuario acaba repitiendo. De los cientos de personas que se dieron cita en Calatrava había pocas novatas. Cada año se va sumando más gente y los nuevos repiten: “Es un camino que engancha. No sé decirte exactamente el qué ni el motivo pero todos los que hacemos el camino para ver al Santo Cristo acabamos repitiendo. La Fe y devoción por la imagen es muy fuerte”, explicaba uno de los participantes de la marcha.

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