El obispo de Ciudad Rodrigo, Raúl Berzosa, bendijo este viernes en Monsagro, coincidiendo con el inicio de las fiestas patronales, la restauración del retablo de la Iglesia de San Julián tras casi cuatro meses de intervención a cargo de la prestigiosa profesional Cecilia Herrero, quien destacó la peculiaridad de la policromía “que presenta una mezcla de colores atípicos como son el azul, el rojo y los dorados”.

La intervención, que ha costado cerca de 25.000 euros, fue sufragada por los feligreses de la parroquia sin ningún tipo de subvención externa. En la primera fase de la intervención, que comenzó hace más de dos años, aportaron sus donativos para que la experta pudiese recuperar las tallas de la Virgen del Rosario, Santa Águeda y Santa Lucía, Santa Catalina, Santo Domingo de Guzmán, San Juan, San Francisco y San Antón. Posteriormente, y mientras se iba ‘lavando’ la cara de otras estancias del templo, los vecinos volvieron a hacer otro esfuerzo económico para recuperar el retablo -auténtico emblema de la iglesia de más de tres siglos de antigüedad-, que estaba “muy afectado por el ataque biológico”.

La pieza inaugurada este viernes por el obispo se encontraba bastante afectada por los xilófagos. Posteriormente, la restauradora acometió la consolidación de la madera, muy debilitada por el ataque biológico. Tras ello llegó el proceso de limpieza química -pues el retablo se encontraba muy sucio y oxidado-, la fijación de la policromía, la reposición de las partes de materia que faltaban y el estucado general.

Una profesional de prestigio

No es casualidad que el párroco de Monsagro, Joaquín Galán, manifestara su satisfacción pública ante una obra a la que la restauradora “se ha entregado con fuerzas y con el corazón”.

No obstante, Cecilia Herrero es una de las restauradoras más reconocidas en el panorama español tras haber trabajado en algunos de los monumentos más emblemáticos de nuestro país. Así, ha desarrollado su labor en el proyecto ‘Tierras de Frontera’, equivalente aragonés de ‘Las Edades del Hombre’. De igual modo, su nombre has estado vinculado al Año Salzillo celebrado en Murcia o a las ruinas sorianas de Numancia. Su relación con esta provincia se prolonga pues ha sido la profesional elegida por la diócesis soriana para ocuparse de los desperfectos de la bóveda de la ermita de San Saturio de la que el pasado mes de marzo se desprendió un  fragmento considerable.  

 
 

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