Cada uno de los municipios que aún conservan sus procesiones y ritos, de Peñaranda a Ciudad Rodrigo, de La Alberca a Lumbrales pasando por Vitigudino, sin obviar las pasiones vivientes de Serradilla del Arroyo y Candelario, todo es un complejo mundo de sentimientos, emociones, creencias y costumbres que hacen de los pueblos, en estos días, fechas especiales para visitarlos y, de paso, rencontrarse con las tradiciones que legaron los antepasados y que, por desgracia, se pierden con el tiempo en la mayoría de los lugares.

El tiempo de Pasión es uno de los períodos más propicios del ciclo anual para rituales de carácter religioso-popular; la razón es obvia ya que la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo son seguramente los pasajes mejor conocidos no sólo por los analistas de la vida de Jesús, sino también por todo el conjunto de la población.

Haciendo una breve incursión en la historia de los ritos de este período, digamos que la primera noticia concreta que conocemos sobre ellos data nada menos que de finales del s. IV y corresponde al relato que la peregrina gallega Eteria (muerta en 388) hace de los cultos y ceremonias que hacían por aquel tiempo en los Santos Lugares. Dice que son parecidos a los de su patria (en especial los del Sábado Santo) y que le llamó la atención la procesión del Domingo de Ramos y la Adoración de la Santa Cruz, que de Jerusalén pasarían luego a los ritos de las Iglesias de Occidente.

Finales de la Edad Media

Partiendo de esa introducción, diremos que las procesiones de Semana Santa traen su origen de finales de la Edad Media, cuando oleadas de penitentes, pobres y desheredados, corren los caminos de Europa, portando imágenes y estandartes, flagelándose y entregándose a largas y penosas penitencias.

La devoción popular y las expresiones artísticas habían expresado hasta entonces a un Cristo triunfalista. Ahora el pueblo padece miseria y se ve a la búsqueda de un Cristo humano, que sufre y padece con el pueblo, que pasa hambre como él, es despreciado, perseguido y crucificado.

Ocurre entonces el fenómeno de las Cruzadas, a las que se enrolan muchos pertenecientes al bajo pueblo y van a ellas no sólo con el deseo de recuperar los Santos Lugares, sino en busca también de libertad y para huir de tanta miseria. La idea de este Cristo pobre, paciente y dolorido, se extiende después por toda Europa y cobra fuerza con las herejías de entonces, que, fuera de sus desviaciones doctrinales, también buscaban al Cristo pobre y esclavizado por los poderes de la tierra. A ellos se unen los flagelantes, como consecuencia de la Peste Negra que asola a Europa a mediados del siglo XIV. Por todas partes se organizaron procesiones de penitencia, a las que acudían millares de personas y duraban unos cuantos días.  En ellas representaban escenas de la Pasión de Cristo, que significaban en sus atuendos y en los emblemas que portaban.

Con el tiempo, las procesiones se fueron convirtiendo en espectáculo. Y así se llega hasta la época del barroco. Su fastuosidad se hace proverbial a partir del siglo XVII. Se fue perdiendo la imagen primigenia del Cristo oprimido. Porque, aunque se sigue representando la Pasión, ésta va arropada de luminarias, festejos y oropeles ostentosos, con trompetas y estandartes, soldados romanos, judíos que piden muerte y amigos del crucificado que lloran por la vida.

Cofradías

Como en otros órdenes de la vida, la puesta en práctica y la organización efectiva de los actos no puede hacerse realidad desde un intento personal y por ello surgen las primeras cofradías penitenciales, encargadas de dar cauce a las más variadas prácticas religiosas.

Las primeras hermandades y cofradías de carácter penitencial y disciplinario de España se encuentran ligadas, desde su primer momento, a la Orden fundada por San Francisco en los comienzos del s. XIII. Es en ese siglo cuando se supera la visión mayestática de un Cristo propio de la religiosidad románica de los grandes monasterios, para contemplarlo desde un punto de vista esencialmente humano.

Otra de las referencias obligadas al hablar de las primeras congregaciones y cofradías penitenciales, es la obra fundadora y predicadora de San Vicente Ferrer.

Este Santo dominico español instituyó numerosas cofradías penitenciales y agrupaciones piadosas en los muchos lugares que tuvieron la oportunidad de escuchar su vehemencia predicadora, y fue punto de arranque de muchas actividades de carácter penitencial y disciplinario.

Por ello, a menudo, encontramos congregaciones de este signo que le veneran como su primer fundador, llevando su imagen, en actitud de disciplina, al frente de sus procesiones.

Y la provincia de Salamanca no queda atrás en celebraciones y cofradías, de Ledesma a Ciudad Rodrigo, de Peñaranda a La Alberca y de Ledesma a Lumbrales.

Candelario representa uno de los mayores espectáculos litúrgicos: El Vía Crucis Viviente concentra a miles de personas

Candelario y abril van de la mano. «El agua en las regaderas de sus calles trae voces de blanca sierra, aromas de renacido campo y acuna en su ritmo la vida que pasa a su lado.

El pueblo, siempre la gente del pueblo, que arropada en el silencio sale a representar su Viacrucis, su Pasión. La Cuesta de la Romana se convierte en Vía Dolorosa por la que transitan los principales personajes: Jesús irremediablemente unido a su Cruz. Su madre dolorosa, Poncio Pilatos, el distraído romano…

La representación de la Pasión de Cristo, por medio del Vía Crucis viviente es uno de los actos que más público atrae de la Semana Santa salmantina. La Cuesta de la Romana vuelve a ser el escenario en el que los vecinos de Candelario representan la pasión y muerte de Jesús. Decenas de voluntarios participan en esta singular puesta en escena que también lleva a cabo la asociación cultural cuesta de la Romana y el Ayuntamiento de la villa de Candelario.

La escenificación viviente tiene lugar el Viernes Santo, que lleva consigo momentos sorprendentes, como las caídas del Jesucristo, o el proceso simulado, por el cual el Nazareno es clavado en la cruz, con espectacular realismo.

El papel de Nazareno. Son muchos los candelarienses que han pasado por el papel de Nazareno, siendo uno de los mas codiciados y a la vez de los más sufridos, dado que el actor tiene que soportar, en ocasiones, el frío intenso. Se trata de otras de las tradiciones instituidas por las hermanas Vallejera en cuya memoria actúan los vecinos de la villa.

La pasión comienza con la salida desde el Consistorio de un Jesús amarrado, que es puesto en manos de Pilatos que le lanza a los pies de la Cuesta de la Romana para dar comienzo al espectacular Vía Crucis.

La belleza de los actos, llenos de autenticidad, y el esfuerzo de los improvisados actores atraen a miles de visitantes

Miróbriga, fervor y recogimiento cristiano: Embrujo, encanto y misticismo por las calles de Ciudad Rodrigo

Para hablar de la Semana Santa de Ciudad Rodrigo, quizás bastaría decir que se caracteriza por el gran fervor y el profundo recogimiento cristiano con que sus gentes viven los actos propios de estos días, o también sería suficiente ensalzar el valor artístico de las imágenes que desfilan en sus procesiones.

Pero estos datos, si bien son ciertos, no servirían para diferenciarla de otras muchas. La Semana Santa Mirobrigense tiene algo que la diferencia de las demás, algo que le imprime carácter y que la dota de personalidad. Algo que es muy difícil de encontrar en otros lugares; el embrujo, el encanto y el misticismo que aporta a la Semana Santa el incomparable marco monumental por el que van a procesionar las cofradías.

La milenaria ciudad medieval rodeada de murallas, la Catedral, el castillo, las múltiples casas nobiliarias con sus escudos y blasones en las fachadas, sus iglesias, sus recoletas plazas y sus angostas y serpenteantes calles, hacen de esta ciudad salmantina, declarada Monumento Histórico Artístico en 1944, el escenario idóneo para que un pueblo de forma sencilla y austera, manifieste públicamente sus sentimientos, sus creencias y su fe cristiana, escenificando en las procesiones la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.

Coordinadas por la junta Mayor de Semana Santa, siete Cofradías que aglutinan a 2.200 cofrades, organizan durante una semana once procesiones. Los desfiles se inician el Domingo de Ramos con la Procesión de la Borriquilla y dura hasta el Encuentro. La procesión de la Resurrección, pone fin a la Semana Santa Mirobrigense

Serradilla del Arroyo, sufrir, morir y pervivir en una procesión viviente entrañable: Los vecinos representan una más que realista Pasión de Jesucristo

Serradilla del Arroyo vive con gran intensidad la jornada del Viernes Santo con la Pasión de Cristo que encarnan los propios vecinos desde hace más de veinticinco años, imprimiéndole todo el realismo y la fuerza que transmite recrear cada momento de este Misterio en las calles y plazas del pueblo.

El denominado Teso Santo de Serradilla del Arroyo fue el escenario perfecto para llevar a cabo la Crucifixión durante una jornada donde este municipio se transformó por unas horas en Jerusalén.

Los cerca de sesenta vecinos que participan activamente en este drama dejan a un lado sus ocupaciones cotidianas y se transforman por unas horas en los personajes que marcan los últimos días de la vida de Jesús.

Son muchos los que cada año acuden a este municipio, que hace un cuarto de siglo comenzó a representar la Pasión y cerca de 2.000 personas siguen esta singular representación cada Viernes Santo. El Vía Crucis que abre esta escenificación se inicia en la zona conocida como La Fábrica, donde Jesús, hace la entrada triunfal en Jerusalén montado en un burro, mientras los vecinos le corearon y agitaron ramos a su paso.

El pórtico de la iglesia se transforma en cenáculo, desarrollándose los capítulos mas trascendentales como la Última Cena y el lavatorio de pies a los discípulos, para continuar con la oración del huerto de los olivos, el prendimiento, el juicio, la Pasión y luego la crucifixión en el Teso Santo.

Peñaranda, del arte más antiguo a la modernidad: El origen de las procesiones se pierde en el tiempo, como el s. XVI

El origen de los desfiles y actos de la Pasión se pierden en la historia. Hay costumbres que permanecen desde el S. XVI otras han cambiado con los tiempos.

Siete son las cofradías que constituyen la Hermandad fundada en 1958. Existen imágenes de mucha antigüedad y devoción como el Cristo de San Luis, el Cristo del Humilladero, la Virgen de la Soledad o el popular Cristo de la Cama, se unen otras más modernas como La Virgen de la Esperanza, la Vera Cruz, Jesús de Medinaceli, la Virgen de las Lágrimas. Cada desfile procesional es seguido con devoción por numerosos fieles, siempre con el espíritu de recogimiento propio de Castilla y León. La Hermandad desarrolla además un apartado cultural, desde hace XIII años convoca un Premio Nacional de Poesía y un Pregón.

Vitigudino: espiritualidad y devoción en un acontecimiento solemne

En Vitigudino, la Semana Santa es uno de los acontecimientos más solemnes con su ambiente de espiritualidad y devoción. Se celebran procesiones que comienzan el Domingo de Ramos y finalizan el Domingo de Resurrección, cuando se conmemora la Resurrección de Cristo. En esta villa, se viven con gran devoción todos los actos que conforman estas fechas religiosas. Para ello, cuenta con una sola cofradía, San Nicolás de Bari, pero que aglutina a unas 300 personas y que lleva funcionando más de 50 años. Estos cofrades dan vida y emoción a las procesiones desfilando 10 pasos: El Huerto de los Olivos, El Amarrao, El Nazareno, El Cristo de la Agonía, El Cristo de los Faroles, Las Angustias, La Cruz vacía, La Urna y La Dolorosa.

Los actos religiosos comienzanel Domingo de Ramos, tras la bendición del laurel y las palmeras en la Plaza del Convento, fieles y cofrades procesionan hasta la Iglesia para conmemorar a través de la Eucaristía la entrada de Cristo en Jerusalén.

Continúa el Miércoles Santo con la procesión más recogida y emotiva de toda la Semana Santa, es el traslado del Cristo de la Agonía desde su ermita, en el Cementerio, hasta la iglesia parroquial, sobre las 10 de la noche.

El Jueves Santo se abre el día con la oración de Laudes. Posteriormente, en la iglesia, sobre las 5 de la tarde, se celebra la Última Cena, se realiza el lavatorio de los pies a doce niños o mayores de la comunidad. Al terminar la misa, se expone el Santísimo en el Monumento que se instala en una de las puertas laterales de la Parroquia y que será velado hasta la mañana de Gloria del Sábado.

La salida de los pasos en la Procesión de la Pasión por las calles de la Villa continúa los actos religiosos del Jueves Santo produciéndose en un total y respetuoso recogimiento, y que culminan con la celebración de la Hora Santa.

El Viernes Santo se celebran los oficios religiosos, como es el Vía Crucis de la mañana, con el Cristo de los Faroles; y la Adoración de la Cruz de la tarde, que anteceden a la concurrida y recogida Procesión del Santo Entierro de Cristo en la que desfilan todos los pasos acompañando a la Urna. Luego, por la noche, tiene lugar la Procesión de la Soledad, otro momento excepcional en el que el silencio y la solemnidad toman las calles de Vitigudino.

Otros municipios

A grosso modo estos son unos apuntes sobre la singularidad de algunos municipios salmantinos. Pero también existen muchos otros con su propia Semana Santa cargada de interés y hechizo, como Béjar –que desea la Declaración de Fiesta de Interés Turístico Regional-, así como La Alberca, con su idiosincrasia más emotiva en la adoración del Monumento con los albercanos vestidos a la antigua usanza y velando al Santísimo en turnos. Macotera también posee sus propias procesiones con no menos singulares pasos de Semana Santa. E incluso Lumbrales, con dos actos que llaman la atención sobremanera, como es el ‘Miserere’ que interpretan los varones y el Descendimiento.

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