Una vez finalizado el campanazo que marca el inicio de la fiesta desde la Plaza Mayor de Ciudad Rodrigo, en las calles mirobrigenses comenzó a sentirse el rumor de los toros gracias al tradicional encierro de mansos que se lleva a cabo para familiarizarlos con el recorrido que deberán completar varias veces hasta el próximo martes.
Los bueyes de la ganadería de Martín Perrino, supusieron el anticipo para unas jornadas festivas que hacen del de Ciudad Rodrigo, un carnaval único en el mundo. Cientos de jóvenes y no tan jóvenes saciaron con los cabestros las ganas de correr y recortar los toros. Los más valientes repetirán experiencia los próximos días, empezando por la primera de las capeas nocturnas.
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