Con la tradicional misa y posterior procesión con el Cristo de Hornillos en su ermita, los vecinos celebraron el día grandes de las fiestas patronales que vive este municipio de Las Villas. Dice la literatura que "a cinco leguas de Salamanca, sobre un collado que se alza en los confines de los territorios de la Armuña y Valde-villoria, encuéntrase situada la antigua villa de Arabayona de Mójica, señorío que fue de los condes de Peñalba, y que sería desconocida a o darla merecida celebridad un santuario famoso en muchas leguas a la redonda. De tiempo inmemorial venerabase en una pequeña ermita, una imagen del Crucificado, que la tradición asegura fue hallado a doscientos pasos de la villa. 
 
Ésto motivó que a partir de esta fecha, de mutuo acuerdo pueblo y párroco, encomendaran la custodia y guarda del Santuario, así como su restauración, a un monje que el Colegio de PP. Basilios de Salamanca con otros dos legos tenía al cuidado de una pequeña hacienda y casa que poseían en Arabayona. Aceptado el ofrecimiento, el ruinoso Santuario fueles cedido por Roque Puiz Barrio, arcediano entonces de la Diócesis de Salamanca y a quien correspondía el patronato sobre todas las ermitas y santuarios del Obispado.
 
Al hacerse cargo los PP. Basilios, no sólo de la restauración, que debieron lograr prontamente, sino también de su custodia y guarda, debió seguir un gran auge de la devoción al Santo Cristo de Hornillos en intensidad y en amplitud, extendiéndose por todos los pueblos de las dos comarcas circundantes. La pequeña y primitiva ermita debió de resultar insuficiente para recibir en ella la afluencia de peregrinos. Con esta mayor afluencia, las limosnas también se incrementaron. Por ello, se procedió a la construcción del actual Santuario, enclavado ya en el lugar denominado Hornillos, junto a uno de los tejares con su horno y lindando con el pueblo.
 
Con más o menos vicisitudes continuó el Santuario sus días de esplendor, hasta que en 1835 fueron expulsados los PP. Basilios del Monasterio con motivo de la supresión de las órdenes religiosas en España. Ello originó un pequeño alto en la devoción al Santo Cristo de Hornillos, hasta que en 1850 uno de los párrocos de Arabayona logró de nuevo hacerla resurgir. Sus fiestas se celebraron antiguamente el primer domingo de octubre y los dos días siguientes, siempre con gran esplendor y solemnidad, y hoy día se tienen con motivo de la festividad de Cristo Rey. La devoción de las gentes de la villa al Santo Cristo, lleva muchos de sus hijos, incluso privadamente, a honrarle con viacrucis y otros cultos, sobre todo en los días de la Cuaresma.

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