Como cada 15 de agosto desde que existe memoria de las Fiestas, Lumbrales vuelve a centrar la única actividad festiva de la jornada en el homenaje que todo el pueblo le brinda a la patrona local, la queridísima Virgen de La Asunción.

Tras la concurrida misa de mediodía tuvo lugar la tradicional procesión que, un año más, volvió a recorrer en silencio las principales calles del municipio para que los lumbraleños puedan volver a mirar a los ojos a su Señora, presentarle sus respetos, darle gracias o pedir por ellos y por sus más cercanos.

Se trata, sin duda, del acto más emotivo del programa de fiestas de la localidad por el extraordinario fervor que despierta la sagrada imagen, un cariño que, incluso, llega a desbordarse por momentos.

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