Las zonas forestales artificiales son las responsables de los incendios más graves

El año 2016 se cerró con una disminución de la superficie quemada, pero con un aumento de 14 a 22 de los grandes incendios forestales que suponen el 50 % en superficie afectada. Ecologistas en Acción advierte que es necesario intervenir selectivamente en las repoblaciones y en los monocultivos forestales para reducir los grandes incendios y la superficie quemada

 Controlado un incendio en San Felices de los Gallegos
Controlado un incendio en San Felices de los Gallegos

Ecologistas en Acción, actualizando estudios previos, ha analizado el informe sobre grandes incendios forestales (GIG) producidos en los últimos cinco años, 17 de ellos en 2016. Los datos, señalan, refuerzan el hecho de que las superficies más afectadas son espacios forestales artificiales o degradados, sean derivados de repoblaciones o cultivos forestales (40 %) o matorrales (33 %). 

En los espacios forestales que sufren GIF las especies dominantes son los pinos (58 %), seguidos de distintas especies de matorral, tales como brezos, retamas o jaras (21 %).

Los montes que resultan ser menos afectados por los grandes incendios forestales son, en un 14 % de los casos, los bosques naturales bien conservados, principalmente de quercíneas (encinas, robles o alcornoques).

Estos perfiles se ven trasladados a la distribución geográfica. Los GIF son notablemente más frecuentes en el noroeste y centro/norte de España (33 casos), en el Levante (21 casos) o en el centro peninsular (23 casos). Mientras, las zonas menos afectadas por grandes incendios se sitúan en los Montes de Toledo, Sierra Morena y buena parte de las cordilleras cantábrica y pirenaica, en clara correspondencia con la presencia de grandes extensiones de monte mediterráneo y atlántico.

Las Islas Canarias, con cinco casos en el periodo estudiado, suponen una singularidad en este contexto, ya que presentan pinares autóctonos de pino canario, muy proclives a los grandes incendios.

Los estudios demuestran que el buen estado de conservación de nuestros bosques naturales es “el mejor instrumento para evitar GIF y que la actuación en las zonas de repoblación o degradadas merecen mayor atención de cara a una mejor prevención”.

Aunque el balance de 2016 que ha publicado el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente ha sido positivo, ya que la superficie quemada ha disminuido significativamente tanto respecto a 2015 como a la media de los últimos años (pasando de unas 111.400 hectáreas en 2015 a 65.250 en 2016) y llama significativamente la atención que los grandes incendios forestales, aquellos que implican daños más catastróficos, hayan aumentado un 57 %, de los 14 que tuvieron lugar en 2015 a los 22 que hubo en 2016.

Los grandes incendios forestales han supuesto más del 50 % de la superficie quemada. Estamos ante una situación crítica que debe ser seriamente abordada en la política de prevención.

 

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