Ternera Charra, ante la “ilusionante” apertura de su nueva sede: “Es una inversión que hemos conseguido con el ahorro y gestión de esta casa”

El presidente, Javier Boyero, resalta la importancia de las decisiones en los últimos años para que esta sede sea una realidad. Entre ellas se encuentra la de la creación de una sociedad limitada que le ha dado la posibilidad de gestionar cebaderos para un volumen muy alto de animales, algo que quieren seguir potenciando. De momento, este viernes inauguran su nueva sede en la capital en un día para disfrutar

 Ternera Charra
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Ternera Charra inaugura este viernes sus nuevas instalaciones en la calle El Bierzo de la capital salmantina en una apuesta adecuada “para las necesidades de la marca”, según comenta su presidente, Javier Boyero. “Será un lugar de encuentro entre socios y operadores de la marca y de reuniones que fomenten nuestra actividad y formación de cara al futuro”.

Un futuro obviamente labrado en el pasado. Ternera Charra cuenta ya con veinte años de existencia a sus espaldas en el que no ha parado de avanzar. Nació, de hecho, en plena crisis de las vacas locas, pero ni eso logró pararles. Ayudados también por una situación que volvió a sus cauces, las últimas decisiones en torno a la empresa les ha llevado a un presente esperanzador.

Y es que “durante los últimos años el nivel de crecimiento ha sido muy importante”, sigue valorando Javier Boyero, que resalta la creación de la sociedad Ternera de Salamanca SL, que ha supuesto “la posibilidad de gestionar los cebaderos de integración para un volumen de animales de cerca de mil” que, además, seguirán ampliándose con tres cebaderos más. “Nos permite cerrar acuerdos económicos con la industria de la carne con un periodo de tiempo”.

De la sociedad, de hecho, salen los fondos suficientes actuales para tener su propia sede. “Todos aspiramos a tener nuestra propia casa”, asegura Boyero, que refleja la fortaleza de Ternera Charra en la fama ganada a pulso gracias a la aceptación del género. “Nuestro nombre es un punto fuerte. El resto son añadidos necesarios para llevar a cabo la comercialización del producto”.

El crecimiento, desde luego, está ahí. Se mide con números. “Los últimos años nos hemos centrado en nuestro futuro dejando de lado otros proyectos. Hemos pasado de etiquetar 2.000 piezas en 2016 a casi 10.000 en 2018. Todo ha evolucionado en un crecimiento potencial y lógico por la constancia y el saber estar de todos nuestros socios”.

Y ese saber estar continuará, según las palabras de Javier Boyero, que también resalta el apoyo de la empresa en otros ámbitos como el deporte o el universitario. “Tenemos muy claro dónde estamos y qué queremos. Nuestra filosofía es estar con aquellos con los que tengamos un arraigo”, comenta.

Sobre el futuro, aunque en la actualidad el momento es algo menos estable, se muestra convencido en la necesidad de potenciar los cebaderos para ampliar las capacidades económicas de la empresa. De hecho, cuenta con algún proyecto en ciernes que todavía es pronto para contarlo, pero lo que tiene claro es que se encuentran “abiertos a cuantos proyectos a nivel privado y público lleguen de futuro para el vacuno de Salamanca”. 

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