Pese a que los hechos sucedieron en 2008, no fue hasta 2013 cuando la víctima de un presunto delito de estafa no interpuso la denuncia. La Audiciencia Provincia de Salamanca ha acogido hoy la vista oral contra A.V.  para la que el Ministerio Fiscal pedía una pena inicial de 4 años de prisión.

La acusada declaró que conoció a la víctima cuando sacaba a pasear a los abuelos que cuidaba en la residencia de ancianos en la que trabajaba, ya que él vivía al lado. En cuanto al dinero, A.V. afirmó que fue el denunciante el que se lo ofreció a través de su jefe y dueño de la residencia para comprar una nave de ganado. Sin embargo, finalmente la nave no se compró y la acusada declaró que al querer devolverle el dinero, la víctima le dijo que se lo quedara a cambio "de echarse conmigo en la cama".

Entre los meses de agosto y octubre de 2008, A.V. retiró los 60.000 euros de la cuenta en la que había depositado el dinero que le había dejado la víctima y lo gastó en la compra de un coche, en sacarse el carné de conducir, en vacaciones y en participar en un programa de televisión en Rumanía -lugar del que es originaria- como reconoció la propia acusada. Según A.V., es la propia víctima la que le dice que disponga del dinero y "a cambio me tenía que echar en la cama y cada vez que iba lo apuntaba en un papel que tenía en la habitación".

La relación, según relató la implicada, duró 3 años y 8 meses y la denuncia se presentó tan tarde "por odio, porque yo le dejo. Le dije que era muy pesado y que ya le había pagado el dinero que me había dado". Además, a preguntas del fiscal, la acusada manifestó que la relación que mantenía "era un secreto entre nosotros" que no conocía nadie más del pueblo. Por último, manifestó que la víctima nunca le había reclamado el dinero.

Informe psicológico

Dos psicólogos respondieron a las preguntas del Tribunal sobre el informe psicológico realizado a la víctima. Mientras que uno mantuvo en todo momento que "es una persona vulnerable y a la que se le puede tomar el pelo con facilidad", la segunda destacó que pese a ser una persona ingenua y con poca inteligencia, actuó movido por los sentimientos y rechazó que fuera una persona influenciable.

El demandante, por su parte, afirmó que conocía a la acusada de hablar por teléfono con ella, y que le dejó los 60.000 euros para hacer una casa. Rechazó en todo momento haber mantenido relaciones sexuales con ella, y destacó que cuando le reclamó el dinero que le había dejado, ésta le dijo que lo había metido a plazo fijo durante 5 años en el banco, y que por eso no la denunció antes.

  

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