El guardia civil procesado por hacer la vista gorda afirma que sus conversaciones telefónicas intervenidas son "vaciladas para obtener información"

El Juzgado de lo Penal número 1 de Salamanca acoge este lunes, 13 de mayo y, si fuera necesario, el miércoles, el juicio contra una presunta banda de traficantes de hachís que actuó en Salamanca y también contra D.B.A., un guardia civil de la provincia acusado de revelación de secretos

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El Juzgado de lo Penal número 1 de Salamanca ha acogido este lunes, 13 de mayo, la primera sesión programada del juicio contra una presunta banda de traficantes de hachís que actuó en Salamanca y también contra D.B.A., un guardia civil de la provincia que está acusado de revelación de secretos y de hacer la vista gorda, pasando información a los delincuentes.

Durante su intervención en el juicio, el agente acusado ha querido dejar claro nada más comenzar el juicio que es guardia civil, y no exguardia civil; para luego pasar a negar todos los hechos que se le imputan, y que pasan por las presuntas conversaciones telefónicas que mantuvo con diversas personas y que le fueron intervenidas durante la investigación. D.B.A. ha señalado a la juez que todas las conversaciones telefónicas que le intervinieron son "vaciladas para obtener información" y que en ningún caso lo hacía para hacer la vista gorda o pasar información a diversas personas que conocía, alguna de ellas con problemas con la justicia. 

El agente juzgado ha manifestado que sólo conoce a uno de los acusados que conforman la presunta banda de traficantes que también se ha sentado en el banquillo; y que se trata del presunto cabecilla, M.A., que ya fue condenado por el asalto a la casa de un empresario en la Gran Vía. "Conozco a M.A. del embolado en que me metió, diciendo que yo había organizado aquel atraco", ha comentado el agente.

"No hay nada real en los hechos que se me imputan. Todo esto se debe a la manipulación realizada por un superior, que dijo por ahí que me iba a quitar de en medio", ha afirmado D.B.A., a preguntas del representante del Ministerio Fiscal.

Por su parte, M.A., el presunto cabecilla de la banda de marroquíes acusada de tráfico de hachís ha reconocido los hechos, indicando que él recibía la droga de un conocido de Marruecos, y que se había encontrado en varias ocasiones con el agente procesado. Además, ha detallado que las palabras clave que utilizaban en las conversaciones telefónicas, como "pizarras", "menta" o "tornillos" eran en realidad palabras relacionadas con el tráfico de drogas. "El guardia civil nos proporcionó la información del atraco gracias a una limpiadora que conocía", ha comentado.

Los hechos juzgados

Según recoge el escrito de calificación del Ministerio Fiscal, los hechos ocurrieron cuando a Guardia Civil tuvo indicios que afirmaban que D.B.A., agente del Instituto Armado en aquel momento en el Puesto de Alba de Tormes, podía estar haciendo uso indebido de su trabajo, pasando presuntamente información de investigaciones a los familiares de su pareja y relacionándose con delincuentes. Por todo ello, el grupo de Inteligencia de la Benemérita solicitó la pertinente intervención telefónica del acusado y la instalación de un dispositivo GPS en el coche.

A través de este intenso seguimiento se pudo descubrir que D.B.A. había ideado un asalto a un empresario en una vivienda de la Gran Vía, robo con violencia que fue juzgado en 2018; y la relación del agente investigado con un grupo de ciudadanos de origen árabe que presuntamente se dedicaba al tráfico de estupefacientes y drogas tóxicas. Así, D.B.A., haciendo uso indebido de su condición de Guardia Civil, mantenía conversaciones en clave con los demás acusados vía teléfono móvil, hablando de "placas", "menta", "tornillos", "pasteles" o "zapatillas".

Y como no le constaba a los encargados de la investigación que estos sujetos trabajasen en jardinería, mecánica o pastelería; se procedió a realizar el 27 de enero de 2017 diversas entradas y registros en viviendas del grupo, en el que se encontró una cantidad cercana al kilo de hachís que habría costado 6.000 euros en el mercado ilícito, así como resguardos de pago de dinero y libros de contabilidad del tráfico de drogas.

El acusado hacía presuntamente la vista gorda y no perseguía a los delincuentes

Gracias a las grabaciones también se pudo saber que D.B.A. presuntamente hacía la vista gorda y no perseguía a delincuentes que se encontraban en busca y captura, a los que de sobra conocía. También, que aconsejaba realizar recorridos alternativos a aquellos que se dedicaban al tráfico de drogas para que no les pillaran en controles de tráfico e incluso a algunos consumidores les recomendaba comprar la mercancía que él tenía porque era mejor.

En una de esas conversaciones, realizada con una tal Patri, ella le decía presuntamente que el perro "le había marcado" pero que no le habían pillado porque llevaba la droga "escondida en la vagina".

Los seis ciudadanos de origen árabe (M.A., M.F., I.B., N.F., O.M. y R.S.) se enfrentan a una condena de dos años de prisión y al pago de 9.000 euros por un presunto delito contra la salud pública.

El agente de la Guardia Civil, por su parte, podría ser condenado a 2 años de cárcel y de inhabilitación por un presunto delito de omisión del deber, y a otros 2 años de prisión e inhabilitación de 5 años por un delito de descubrimiento y revelación de secretos.

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