La historia de superación de Luis Ángel, el bombero que volvió al trabajo dos años después de ser gravemente atropellado

El 4 de octubre de 2016, el bombero de Ciudad Rodrigo Luis Ángel Barco fue atropellado en un gravísimo accidente ocurrido en la autovía A-62. Sufrió la fractura de tibia, peroné y tobillo de las dos piernas. Tras veinticuatro meses de rehabilitación y gran esfuerzo, el subjefe del Parque de Miróbriga se incorporó a su puesto de trabajo el pasado jueves, plenamente recuperado

 Luis Ángel Barco (21)
Luis Ángel Barco (21)

El jueves pasado no fue una jornada de trabajo cualquiera para Luis Ángel Barco. Este bombero del Parque de la Diputacion situado en Ciudad Rodrigo volvió a ponerse el uniforme de faena dos años después de sufrir un grave accidente de tráfico que le pudo costar la vida, cuando fue atropellado por una furgoneta en plena autovía A-62, mientras apagaba un incendio en otro vehículo. Llevar de nuevo el uniforme de los Bomberos de Miróbriga ha sido el punto final a veinticuatro meses de dolores, rehabilitación y una gran historia de superación, de la que Luis Ángel, de 46 años, ha resurgido como el ave fénix.

"Aquella noche del 4 de octubre de 2016 estábamos dos compañeros de guardia, por lo que recibimos un aviso de que un camión que transportaba los caballos de un rejoneador había sufrido una avería en el motor y había comenzado a arder en el kilómetro 62, poco antes del cruce de Espeja. Nos desplazamos al lugar y vimos que la Guardia Civil estaba señalizando la zona. Pudimos comprobar que no era gran cosa. El vehículo tenía una fuga de aceite que había generado mucho humo, pero el conductor estaba ileso y los caballos no corrían ningún peligro", explica a SALAMANCA24HORAS el bombero.

Y entonces, un gran fogonazo. "Supongo que fue un segundo pero no recuerdo mucho. Sí que noté un gran y súbito resplandor y, al momento, muchísimo dolor en las piernas. Me desperté en mitad de la carretera. Un furgón de reparto había impactado contra el coche de la Guardia Civil y, después, contra el camión del fuego. Literalmente, nos había arrollado a mi compañero y a mí. Yo quedé muy malherido, los guardias civiles se salvaron milagrosamente", afirma Luis Ángel.

Los dos bomberos fueron trasladados de urgencia al Complejo Asistencial de la capital. El compañero de Luis Ángel tuvo suerte, ya que no recibió el impacto directo, por lo que le dieron el alta a lo largo del día siguiente. El pronóstico de Barco, en cambio, fue mucho peor. "Sufrí fracturas de tibia, peroné y tobillo en ambas piernas; cortes y numerosos golpes por el cuerpo, así como un traumatismo craneoencefálico. Me operaron en el Hospital Virgen de la Vega y permanecí ingresado durante 11 días", explica. A partir de ahí, todo fueron placas, portillos y una larguísima recuperación.

Casado y con dos hijos que entonces tenían seis y dos añitos, Luis Ángel permaneció cuatro meses postrado en una silla de ruedas y, al vivir en un edificio sin ascensor, la familia tuvo que alquilar otra vivienda con mayor accesibilidad. "Los pequeños no entendía nada. Fueron momentos duros, en los que tenía que tomar muchos analgésicos para los dolores. Tras la silla y otra operación para retirarme un tornillo de la pierna derecha que la mantenía estirada, tuve que prácticamente volver a aprender a andar, ya que había perdido mucha masa muscular, y luego pasé otros ocho meses más con muletas", afirma.

Sin embargo, su lucha fue incansable. "Acudía todos los días a rehabilitación y, con el paso de los meses, fui mejorando mucho. De dar los primeros pasos pude volver a correr, luego a montar en bicicleta... siempre con un objetivo claro: volver a unirme a mis compañeros para podera trabajar en el Parque de Bomberos", rememora. 

"Siempre voy a estar agradecido a los servicios de emergencias que me salvaron la vida en el lugar del accidente, así como al personal del Hospital que me atendió. También, a toda la gente que me ha estado apoyando durante estos largos dos años. A Antonio López, coordinador de los Bomberos de la Diputación de Salamanca, al diputado de Medio Ambiente, Manuel Rufino, y a Jesús Muñoz, el presidente de la directiva del Parque. Por supuesto a mis compañeros, a mi familia, que han tenido que aguantar muchos malos ratos y a la clínica de fisioterapia y la mutua que me trató", indica el bombero. 

El regresó al Parque

Luis Ángel Barco es un hombre de acción, por lo que mantenerse tantos meses en el dique seco fue muy duro. "Claro, al principio y como todo el mundo te cuenta la gravedad del accidente, te sientes contento de estar vivo para ver crecer a tus hijos, por lo que te centras en superar esa amarga etapa y volver a ponerte en pie. Sin embargo, a medida que va pasando el tiempo y que puedes salir adelante, vas echando de menos todo. Siempre he mantenido el contacto con mis compañeros del Parque de Ciudad Rodrigo, pero el gusanillo de volver a la actividad lo tenía, por lo que estaba fastidiado", explica.

El jueves, Luis Ángel volvió a su puesto de subjefe de Bomberos, y aunque la guardia fue tranquila, no paró quieto. "Me tenía que poner al día del material nuevo, porque el tiempo en el Parque ha pasado sin mí". Pero claro, el goteo de llamadas fue incesante. "Muchos compañeros que estaban de descanso se fueron pasando para arroparme y darme la enhorabuena", afirma feliz de haber recibido tanto cariño de sus compañeros, quizás agradecidos al destino que permitió que el accidentado siguiera con ellos. 

¿Una espina? "Sí, claro. Tengo una espina clavada de todo esto. Nunca supe nada del conductor que me arrolló. Sé que recibió el alta ese día pero nunca se interesó por el estado ni de mi compañero ni mío. Creo que es una pena", afirma con rotundidad.

Mientras tanto, los habitantes de Ciudad Rodrigo seguramente estén más seguros ahora que Luis Ángel ha vuelto a velar por ellos. Ha sido el final de una dura etapa. Es hora de volver a la acción.

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