​José Carlos, el socorrista que ha salvado la vida a un niño de dos años en un bar del Parque Picasso

El pequeño se encontraba en la mañana de este jueves tomando un aperitivo con sus padres en la terraza de un bar del Parque Picasso de Salamanca. En un desafortunado momento, al niño se le ha quedado un trozo de comida atascado en la laringe y se ha comenzado a ahogar. José Carlos estaba en una de las mesas contiguas con su pareja, ha visto al niño y su rápida acción le ha salvado la vida

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En muchas ocasiones son los pequeños actos los que cambian por completo el curso de las cosas. Pero precisamente, esos pequeños actos pueden llevar a grandes consecuencias si se actúa rápido, sobre todo cuando es una vida la que hay de por medio. Es el caso de José Carlos, un entrenador personal que también trabaja como socorrista en las piscinas de Cabrerizos, que, gracias a su rápida acción y a sus conocimientos de primeros auxilios, ha salvado la vida a un niño de dos años.

El pequeño se encontraba en la mañana de este jueves tomando un aperitivo con sus padres en la terraza de un bar del Parque Picasso de Salamanca. En un desafortunado momento, al niño se le ha quedado un trozo de comida atascado en la laringe y se ha comenzado a ahogar. José Carlos estaba en una de las mesas contiguas con su pareja, ha visto al niño y su rápida acción le ha salvado la vida.

Desde SALAMANCA24HORAS le hemos podido entrevistar en exclusiva. José Carlos, es una persona amable y cercana, amante del deporte y que en todo momento ha querido restarle importancia a su oportuna intervención. “Lo he hecho de manera intuitiva, como lo haría cualquier persona en mi situación. He visto que el niño se estaba ahogando y que los padres, fruto de los nervios –algo normal en estos casos-, no eran capaces de reaccionar. Lo he hecho sin pensar, porque creo que una rápida acción, es vital para salvar una vida”.

2578643Del mismo modo, entiende el bloqueo de los padres: “Todos sufrimos nervios y podemos bloquearnos ante situaciones como estas. Yo he estado ahí y he sabido cómo actuar. He cogido al niño, que lo tenía uno de sus padres en brazos, lo he puesto boca abajo y con dos golpes en la columna ha logrado escupir el trozo de comida. Ha sido una acción rápida que por fortuna no ha tenido consecuencias”.Para él, acciones como está deberían estar arraigadas en la sociedad “Yo lo he hecho porque por un momento me he sentido en la piel de los padres, y a mí me gustaría que alguien me echara una mano si alguna vez me sucede algo o le sucede a alguien cercano, porque hay ocasiones en las que los nervios nos pierden un poco. Por eso aquí, más que nunca es necesario civismo”.

Por fortuna todo quedó en un susto, “los padres me lo han agradecido y yo he seguido tranquilamente tomándome algo. El niño, casi no ha sabido ni que ha pasado y solo me miraba con cara de ‘ese señor me acaba de coger, me ha dado dos golpes y no sé por qué’, bromea José Carlos.

“Nos deberían enseñar desde pequeños lo importante que es tener conocimientos de primeros auxilios”

José Carlos ha querido realzar la importancia y la necesidad de que todos los ciudadanos tengan unos conocimientos básicos de primeros auxilios “Se debería impartir en los colegios, porque parece una bobada, pero es algo que puede salvar una vida el día de mañana. Yo creo que una buena medida sería que cada mes en los colegios se enseñara a los niños algo de esto, se requiere poco tiempo, pero las consecuencias pueden ser muy buenas. Por ejemplo, yo creo que la reanimación cardiopulmonar lo debería saber todo el mundo a partir de los 14 años, es algo que debería ser inculcado desde el colegio.

Así mismo, destaca la importancia de actuar rápidamente, pero también con la cabeza fría “Si algo me pasa a mí, me gustaría que viniera alguien que actúe rápido y sabiendo lo que hace. Hay que tener en cuenta que en el caso de los niños es ligeramente diferente el proceso al de los adultos. A ellos hay que cogerlos boca abajo, inclinarles ligeramente y darles dos pequeños golpes secos en la parte de la columna.” Aclara.

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Demostración de la maniobra de Heimlich en bebés / QAI Publishing (Getty Images)

Desgraciadamente, no ha sido la primera vez que ha tenido una situación similar. Pero por fortuna, todas las ha resuelto con éxito “la primera vez fue en mi casa con un grupo de amigos. Su hija se atragantaba y comenzó a ponerse azul, ninguno éramos capaces de actuar y yo, que por aquel entonces no tenía los conocimientos de primeros auxilios, al final actúe instintivamente y la cosa no paso a mayores”, concluye José Carlos. 

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