El joven que fue juzgado el último miércoles de enero en la Audiencia Provincial, A.T.O., por ofrecer dos gramos de speed a un policía de paisano ha sido condenado finalmente a nueve meses de prisión. El Ministerio Fiscal, sin embargo, pedía dos años y medio por lo que la rebaja ha sido de quince meses al acreditarse su adicción a las drogas y tenerlo en cuenta para el atenuante. A los nueve meses se le suman otros tres años de pena que tenía suspendidos con la condición de que no volviera a delinquir por un delito similar ocurrido en el festival de música Viña Rock. 

Los hechos ocurridos el pasado 29 de mayo de 2015 cuando el joven le ofreció dos gramos de speed a un policía de paisano al que le dijo que "por 40 euros son tuyos". En la vista celebrada, el joven negó que le ofreciera nada a ningún policía en la madrugada ya que se encontraba con unos amigos en el interior de un local y solo salió cuando un hombre le llamó. Además, aseguró que lleva consumiendo desde los quince años aunque en los últimos tiempos, a raíz de lo ocurrido en Viña Rock, intentó dejarlo en alguna ocasión debiendo acudir, incluso, a Cáritas para que le hicieran pruebas de consumo. Incluso en el centro penitenciario de Topas, donde se encontraba de manera preventiva, en un primer momento se encontraba en el módulo terapéutico, aunque en los últimos meses fue trasladado. 

Esta aseveración también fue expuesta por los testigos propuestos por la defensa, dos amigos de A.T.O. que se encontraban con él en aquella noche. En concreto, ambos dijeron que se encontraban jugando un futbolín en el interior de un bar y que en todo momento estuvo con ellos sin que le vieran ofrecer nada a nadie. El primero que declaró, sin embargo, afirmó que salió en un momento sin saber la razón y que cuando él también dejó el bar, pasados unos minutos, ya se encontraba con los agentes. En su declaración también aseguró que era consumidor habitual y que, incluso, esa misma noche también lo había hecho.

La segunda testificación aportó, además, que un chico joven entró a buscarle para que saliera y que cuando ella hizo lo mismo ya no había nadie fuera. En el caso de los agentes, al que presuntamente le ofreció la droga, reiteró estos hechos y afirmó que le registró posteriormente encontrándole otra bolsa de las mismas características y 60 euros. Los otros dos agentes, que no escucharon ofrecerle droga a su compañero ya que iban unos metros por detrás, sí corroboran que le vieron las bolsas con la droga. Donde hay discrepancias, sin embargo, es en quién le encontró la tercera bolsa ya que otro de los agentes afirmó que fue él. Ninguno de los tres dijeron en su declaración que conocieran al acusado de antes y que, en el caso de haberle advertido o multado anteriormente, como parece que ocurrió, no lo recordaban.

Otro de los hechos que tuvo presente la defensa fue que una de las tres bolsas incautadas estaba abierta, comentando el primero de los agentes que se encontraba así en el momento del registro. El abogado defensor, en su alegato final, advirtió que se puede deber a que, efectivamente, anteriormente ya estuviera consumiendo. Además, aseguró que los antecedentes no son prueba de que en este ocasión se estuviera produciendo algo similar y que la cantidad encontrada no hacía suponer un delito de tráfico de drogas más aún cuando está acreditada la drogadicción del acusado que, en su declaración, afirmó que en un fin de semana puede consumir unos dos gramos.

Por otro lado, reiteró las contradicciones de los agentes en cuanto al modo de encontrar la tercera bolsa y que los funcionarios que realizaron el atestado no han declarado. Al contrario opinó el Ministerio Fiscal que afirmó que los policías no tenían motivo para mentir, al contrario que A.T.O. Además, aseguró que la declaración de los testigos propuestos por la defensa no guardaban conexión y que la cantidad incautada no tenía trascendencia ya que la venta puede producirse igualmente. 

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