Entrevista a Mado Martínez, autora de 'La maldición'

En una nueva entrega de Crónicas Atlantes, la escritora nos habla de una novela "que admite muchos matices" y asegura que "la muerte inquieta y fascina porque es la gran igualadora"

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Provisto con una chupa de cuero envejecido, subido en el coche y quemando rueda por las interminables líneas asfaltadas que rompen la seriedad del ardiente desierto. Así me veo frente al espejo de lector tras haber surcado con intensidad las páginas de 'La maldición', ágil y adictiva novela de la magnífica escritora, Mado Martínez. Con la escusa de este libro, y la necesidad de compartir un rato de amigable charla, esta misma semana al calor de un café, pudimos charlar sin temor a que sobre nosotros cayera la maldición.

¿Consideras acertado enclavar “La maldición” dentro del género thriller de terror?

Creo que La Maldición es una novela que admite muchos matices, es una novela de género fantástico, un thriller sobrenatural y psicológico en el que el el auténtico reto de Johnny, el protagonista, es mantener la cordura, y a veces hasta el sarcasmo, en medio de las situaciones más bizarras, gore y rocambolescas.

¿Hay una evolución como autora entre “La Santa” y este último libro?

En realidad La Maldición fue escrita antes que La Santa, por lo que la pregunta debería ser al contrario: ¿hay una evolución como autora entre La Maldición y La Santa? La cuestión es que son novelas diferentes, con registros distintos, historias radicalmente apartadas, fórmulas narrativas que difieren. Quizá lo que más une es que ambas están ambientadas en los años ’50, La Sabra en los Picos de Europa de Asturias, y La Maldición en un pequeño pueblo de California llamado Apple Valley.

Apple Valley, años 50… ¿el mejor escenario para una trama tan intensa como esta?

Apple Valley existe. Se trata de un pequeño pueblo californiano famoso por sus manzanas y su pasado hollywoodense. Era el lugar ideal desde el que partir para contar la historia, porque lugar de origen de Johnny es como un personaje más, un ambiente que marca su forma de ser, no entorno opresivo en el que las apariencias y los prejuicios pesan mucho.

Sin duda, la muerte es una de las grandes protagonistas en tu novela. ¿Una maldición irreversible?

La muerte inquieta y fascina porque es la gran igualadora, puede ser justa o injusta, pero ahí está. A Johnny, lo que más le atormenta son las circunstancias, las verdades que emergen detrás de la verdad, el delirio, el remordimiento… El lector está dentro de su cabeza, siente con el, ríe, sueña, teme, se atreve con él. Es un personaje contradictorio, lleno de ambigüedades, un chico lleno de prejuicios y limitaciones que va creciendo a pasos de gigante conforme se desvelan los telones de la apariencia y se da cuenta de que las cosas no son lo que parecen.

¿Trabajan las musas en la creación de un libro así de trepidante?

La inspiración existe, pero te tiene que pillar trabajando, como decía Picasso.

¿Es verdad que los personajes de una novela llegan a comunicarse directamente con el autor para guiarles en la creación de cada página? ¿Has vivido algo así con Johnny, la pequeña india paiute y otros personajes?

Siempre he pensado que las novelas se escriben solas, por lo menos las mías, como un procedo de escritura automática. En todas mis obras hay personajes que me enamoran y que luego casualmente son los que acaban enamorando y cautivando a los lectores también. En esta novela el gran seductor es Johnny, estoy enamorada de ese personaje; y también me gusta la pareja formada por Elizabeth (la hermana de Johnny) y Sandra, un antiguo affaire…

¿Cuánto se incluye de real y cuanto de ficción en un libro como “La maldición?

Es una historia de ficción que ha tomado como punto de inspiración elementos reales para crear la ambientación: la California de los ’50, los prejuicios de la época ante ciertos temas tales como la homosexualidad, la ambientación retro en forma de películas y canciones, Apple Valley, los paiutes…

¿Rienda suelta a tus bajos instintos?

En este novela he dado rienda suelta a Los bajos instintos de los personajes, los diálogos electrizantes, los golpes de efecto, los giros bruscos, el sarcasmo, el humor ácido, el sarcasmo, el sexo… pero manteniendo siempre la elegancia narrativa

Imagino que no existe una maldición para quien no lea el libro, pero por si acaso… ¿Por qué debemos comprarlo?

Porque sorprende, porque nada en esta novela es lo que parece, porque Johnny enamora, porque se lee de una sentada y porque es una novela para disfrutar dejándose transportar por El protagonista y su Cadillac negro por los maravillosos años 50 de California.

Gracias Mado por tu trabajo, tu amabilidad y tu amistad.

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